Esta semana conocímos a varias mujeres poetas a través de la revista Las 2001 noches, N°49.
ROSA CHACEL
EPÍSTOLA
(A los perros de Atenas)
Un dios extraño acecha, con horrible garganta:
Ladrad, ladrad conmigo porque está oscuro en torno.
Las manos que lamíais serán menos que humo,
los pies se perderán por la cañada negra
donde ¡inútil llevar vuestra nariz por guía!…
Un dios vendrá, increíble como un feto del miedo,
que no tendrá los muslos luminosos de Apolo
ni el costado aterido que transió la lanzada,
que no nos mandará su mensaje en centellas
ni contará en los diez dedos su ley escrita.
Yo os llamo porque sólo vuestra voz extrahumana
debe aullar. ¡Escarbad la tierra sobre el VERBO!
Solamente a vosotros es dada la elegía
que merece el insomnio cuando es la noche oscura,
cuando María pasa, llorando, en las tinieblas…
Para conconcer más acerca de esta poeta, su vida y su obra, recomendamos la revista Poesía Más Poesía, N° 78.
SUSANA MARCH
LA PASIÓN DESVELADA
Dame tu voz antigua en cuyo acento escucho
el rumor de los bosques primitivos,
el canto misterioso de los seres selváticos,
el grito de agonía
de la primera virgen violada.
Dame tu voz antigua donde yo reconozco
mi propia voz extinguida,
aquella que cantaba hace milenios
en las frondosas selvas sin historia,
aquella que sonaba en el murmullo
de las límpidas fuentes intocadas.
Yo fui la gota de agua,
o un pájaro aturdido cruzando el aire nuevo
de la aurora del mundo;
acaso un pez de oro sobre cuyas escamas
probó el sol la dorada destreza de sus rayos.
Mas era ya la misma doliente criatura
que ahora soy, consumida de sueños y tristezas,
en el ardiente caos del Paraíso,
con los ojos abiertos al secreto de Dios.
Es tu voz el puente por donde regreso,
milenios y milenios traspasando,
a mi libre existencia de agua fresca,
de verde candidez. Mi carne gime
escuchando tu voz como si oyera
la llamada lejana y misteriosa
de las tribus sin nombre. Rituales
de sangre y fuego en el brutal nocturno,
aullidos fugitivos y, en la hierba,
mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de reptil?, ¿de insecto?-hollado
por la bárbara dulzura
de la pasión del mundo.
NORMA MENASSA
FUGAR
Era imposible detener tanta partida
todos huían.
Venían en tropel las madres,
madres descuartizadas por el dolor
madres dormidas,
madres locas, alcohólicas
madres prostituidas, hambrientas, insaciables.
Tropillas encuadradas marcando
un ritmo de herraduras
venían persiguiendo a los que huían.
Yo, puse mi silla frente al mar
y me quedé esperando,
no escuché a mis espaldas
ningún ruido.
Madres muertas soplaban
suavemente las olas que caían
con gestos desmayados
muy cerca de la orilla.
Para conocer a la poeta os recomendamos ver el recital de su poesia que se celebró este año en su cumpleaños: https://fb.watch/vLinVUUXvx/
Además de leer la revista Poesía más Poesía, N° 69.