LOS BESOS QUE NO SE DAN

-

LOS BESOS QUE NO SE DIERON

Los besos que no se dieron,
cuando eras un pequeño ser,
cuando palabra y llanto eran uno,
cuando la vía láctea estallaba en la boca
y unos brazos eran pan y sosiego.
Los besos que no se dieron
son ahora los jazmines del jardín
de la abuela Juana.
Los besos que no se dieron
son ahora los ojos de mi perro,
y aquellos ojos verdes,
albahaca y hierbabuena,
sollozos de distancia.
El espejo me los devuelve hoy,
allí los veo como titanes que cobran vida
con una gota de sangre.
En el azogue están todos,
el aroma del cigarrillo de mi padre,
las manos de tierna leche,
los cielos juveniles y aquellos primeros besos
que despertaron las selvas, los caudales ríos.
Cuando los besos mutan en palabra,
las tristezas ya no duelen
y las locuras son los titanes que bailan conmigo
cualquier noche de atrevidos pasos.

Ana Barletta


LOS BESOS QUE NO SE DAN

Estremecida por tu sensualidad de trigo moro,
Enajenada por los besos de tu mirada,
Deslice una a una tus pestañas brunas,
Destapando la acuarela del porvenir,
Verde marino, azur, cálido.
Trébol de cuatro hojas
Descomponiendo mi cuerpo en aguas saladas
Desvanecidas al sol,
Absorbidas por muros y árboles callejeros,
Testigos sutiles del choque de nuestros halos.

La música llegada de lejos
Me anunciaba el canto de tus voces,
Armoniosas, delicadas notas sahumadas,
Magnificadas por la luz de tu risa
Franca, humilde, dulcísima.
El ritmo de tus manos interpreta sonatas hipnóticas,
Elipses construidas a cada segundo,
Hombre-máquina,
Con tu espalda pones de pie al mundo.

Te recuerdo montado en tu caballo salvaje,
Exótico, solitario, en tránsito,
Sin interferencia humana, libre,
De puertas abiertas.
Hermanos, extranjeros y mujeres habitan tu casa,
Yo, desviada a la izquierda del camino
Avanzo entre cannas, rizomas y proteas,
Sumergida en el orbe, apartada de ti.

Los besos que no se dan
Transfiguran en espíritus,
En espectros de cuerpos y pensamientos
Que nunca se tocaron,
Vagan encadenados por ahí.
Los besos que no te di estallan mis labios,
Los desgarran como granizo a hoja tierna.
Mi deseo es el de un olvido ventarroso
Que esfume los vestigios de tu paso por mi vida,
Te trueque en lo perdido,
Me libere, me regrese el alma,
Reanime las neuronas del corazón,
Me devuelva, a la ventana de mis mañanas.

LïzRA


LOS BESOS QUE NO SE DAN

Nunca te dijeron tu misión
sabías del trabajo,
de rescatar al moribundo
Pero salvar un corazón?

Eso no te lo dijeron,
pero te hiciste experto en cardiopatías.
Llevado por el instinto
salvaste a un corazón muerto.

Nunca te lo dije
pero fui a buscarte,
se me olvidó decírtelo.
Y los besos?

Hoy estuve pensando en los besos,
los que se dan y los que no.
A dónde los llevo,
¿Habrá un banco donde ahorrarlos?

O tendré que extender
un cheque al portador?
y no acumular intereses
¿Por ser cuentahabiente?

Que hace el hombre que amo
sin estos besos que son suyos.
Que hace la hija que pari
sin el beso de las buenas noches de su madre?

Qué hace aquella persona
que se atrevio a pedirmelo una tarde
y yo, tímida,
lo postergué, para un: más adelante.

La luna se pintó los labios de fresa
seguramente
está enamorada.

Yo la veo desde este rincón
que es mi mundo
y ella
me ilumina.

Dejo de observala…
una imagen intercepta mis pensamientos,
no es un producto de mis fantasías,
es la realidad, es la rea-li-dad!!

Centenares de niños
coronados con ollas vacías.
Hoy estuve pensando en los besos
en los que se dan y los que no…

¡Qué importan los besos!
Hoy ha muerto un niño
No hubo pan en su mesa,
Quizá un beso, tan solo: un beso.

Arelis Juarez


LOS BESOS QUE NO SE DAN

Olvidé una palabra
y olvidé un beso
en el revés del labio.
La lengua paseaba por la grieta
en el punto de partida
esperando el trofeo
en la cueva del tiempo.

A punto de alcanzar vuelo,
evocadora ilusión de un viaje
que cruza fronteras,
un gesto inicial:
una mueca, un acertijo,
un ronroneo varado
entre un ejército de Artemisas
entrechocando
en la oscuridad del patio,
un germinado
que no rompe del todo su refugio..

El cornetín del reloj
dejó el eco de lo que no retorna;
en el tic tac de su ausencia
unidos el semen del polvo y de la prisa
en íntimo estigma,
desdibujan el blanco paisaje.
Ya siento en mi rostro
el color de las amapolas.

Mariví Ávila


LOS BESOS QUE NO SE DAN

Una tarde, en la que cancelaron todos los vuelos, de larga y de corta distancia, y el aeropuerto se quedó desierto, adormecido, los relojes dejaban de funcionar como de costumbre. Las personas en las grandes ciudades corrían como locas, pues no sabían cuando iba a regresar el tiempo y si entonces se morirían de golpe. Nadie supo decir las palabras correctas para restablecer el orden y ayudar a la perturbada circulación de bienes y proezas retomar su vaivén, y por más veces que el alcalde hizo golpear la gran campana dorada en lo alto del ayuntamiento y por más veces que rezumbaban las forzadas horas y minutos, mujeres y hombres seguían tambaleándose con facilidad, sin hacer caso a los mandatos bastoneados.
Poco a poco, ciudades y pueblos, continentes e islas, dejaron de comunicarse entre si y así, sucesivamente, se encerraron en su cuerpo enfermo, para sanar.

Pasados unos años en donde los niños que nacieron murieron a los pocos días y las personas que murieron se quedaron con los ojos abiertos, observando, el mundo seguía atrapado en un estado prematuro de silencio profundo. Los intentos de narrar lo que estaba ocurriendo se quedaron inconclusos al sobrevenirle a cada cual que lo intentaba justo en el momento de llegar al núcleo de la vivencia, una enorme tristeza catastrófica, que hizo imposible recordar ni siquiera el propio apellido y menos aún el día histórico en el que todo se detuvo.

Una mañana, a pesar de todos fracasos y todos derrumbes, una joven muchacha, que por el tiempo del suceso apenas había conocido a los dolores de la vida más allá de la pérdida de un diente, se sentó en el escritorio de su abuelo, que estaba cubierto por una fina capa de polvo, y se puso a escribir, el dedo dibujando sobre la superficie plana, unas palabras: mucha, acto, santo. Primero no sabía lo que estaba haciendo, se dejaba llevar, pero al escribir la tercera palabra sintió un cosquilleo en lo muy profundo de su estómago. Un cosquilleo que parecía ascender hasta su pecho y esparcirse en su corazón, hasta hacerlo latir más deprisa. La niña se estremeció y dejó el dedo quieto sobre la mesa, pero no lo apartó. Lentamente empezó a trazar otra línea esperando a que las sensaciones en su cuerpo reaparecieron y seguía trazando y sintiendo el cosquilleo y arrastrando su dedo y sintiendo el latir de su corazón y dibujando una letra y sintiendo el calor agrandando y prendiendo su sediento mundo interior. No paraba. Seguía escribiendo. Poco a poco. Tomándose el tiempo. Dejándose acompañar por el ritmo de su cuerpo, las pulsaciones y las asfixias, el cosquilleo ligero y el latir excesivo, no dejando de dibujar, no apartando jamás el dedo de la palabra escrita. Era la niña capaz de escribir su historia y la de un porvenir diferente, mientras gozaba, palabra a palabra, de todos los besos que desde el gran silencio se habían dejado de dar.

Laura Maria Trat


LOS BESOS QUE NO SE DAN

Los besos que no se dan se convierten en arquivoltas, en naranjas, en semillas y palabras. Los besos que no se dan, cualquier día se darán. Irán con cobertura de chocolate envueltos en misterio asaeteado.
Brotarán manantiales de besos frescos y cristalinos por doquier, en cascadas, impulsados a chorros, subterráneos.
Alguien que no creyera poseerlos los encontrará a racimos en las huellas saladas de las plantas de sus pies a la orilla de la mar. La mar posee besos a raudales, pero no siempre sabe concederlos con delicadeza.
Cada pétalo de la margarita es un beso; un sí te lo doy, un no te lo doy. Todos ellos igual de besos. Los pétalos de amapolas son besos con labios pintados de carmín.
El arpa, el xilófono, las castañuelas, la guitarra, tus labios y los míos, y ríos de melaza.

Henar Hidalgo


LOS BESOS QUE NO SE DAN

“Grande es la muerte,
rindete boca somos suyos.
Cuando en plenitud nos creemos,
entonces ella se atreve
y vierte lágrimas sobre nosotros”

Rainer María Rilke.

Adjudicadas togas femeninas,
merecida jueza poética,
constitución amorosa,
llegó como anillo al dedo,
trece monedas de oro
un marido y una casa.

Una alegría nada cotidiana,
se pasea desnuda por el alma
dueña y señora de una vida propia.

Deseos tradicionales
juegan con muñecas
peinando rizos indomesticables
Deseos canallas
coleccionan cromos repetidos
en el suelo de los boulevares,
deseos invisibles para los turistas,
corren en los pasillos de los museos,
escondidos por la normalidad.

Deseos con los permisos renovados
eficientes tramas que nos unen,
por una cadena de favores
del eco de tus pensamientos.

Por fin el retorno de las aves migratorias
orientando los pasos,
pausando los ciclos,
volando hacia la calidez
de días horizontales.

Palabras recitadas al oído,
besos que ocupan
los pabellones veraniegos
donde los guardias
duermen a sus sueños.

Besos sin titular,
fin de una condena,
tiempo deletreandome
con la cautela del diablo
en las capillas del cielo.

Mónica Herrero


LOS BESOS

Los besos que no se dan
Traspasan la lluvia
Entre pestañas tupidas
Y sin podar,
Secan la carne,
Reverdeciendo el hastío.
Decomisan recuerdos
Y se guardan en las ojeras.
Los besos que no se dan
Lloran con lágrimas prestadas.
De vacaciones,
Se bañan en el mar
Antes de volver
A los ojos que las derraman,
La sal sobre la mesa
Y los vientos que las arrastran.
Los besos que no se dan
Arden en los sartenes,
Entre mantequilla y huevos,
Se esconden en caracolas
Y lloran formando perlas,
Se dejan caer
Entre las gotas
que penden de los árboles.
Se disimulan
En pupilas de insectos diminutos,
Se esconden en las arañas
que corren asustadas
Entre zapatos sombríos que nadie usa,
con suelas desgastadas
y tacones de aguja
Que nunca fueron a fiestas,
ni a bailes, ni a iglesias.

Tonantzin Rodriguez


¿Te ha gustado este selección? Te invitamos a unirte y participar en el taller de poesía Grupo Cero, haz click en el siguiente enlace para comunicarte con nuestra coodinadora, la poeta y psicoanalista Helena Trujillo Luque.


 

Compartir

Novedades

MI VIDA NO ES COSA MÍA.

PERSONAJES DIVERSOS

ELVIRA DAUDET

VIOLETA PARRA

YO NO SOY VIOLETA PARRA

Categorías Principales

Artículo AnteriorMANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA
Artículo SiguienteManuel Gutiérrez Nájera II

Comentarios