AQUELLAS LAMENTACIONES
«Aquellas lamentaciones
Se escuchan pasos en el techo de mi mente,
son los mismos que paseaban en las nubes.»
Dolores Granados
AQUELLAS LAMENTACIONES
Se escuchan pasos en el techo de mi mente,
son los mismos que paseaban en las nubes.
después de unos años, corrieron en el patio
de una casa, de un colegio, de un destino.
No se borra con el tiempo aquel deseo
de seguir por el camino del sonido,
buscando el eco de unas risas penetrantes,
Vigías eternas del sendero al paraíso.
Soy aquélla nube que pasó buscando
acariciar el arcoíris, del viento peregrina
que anhela descargar todas las lágrimas
de aquéllas lamentaciones
desprendidas por el viento.
Dolores Granados.
AQUELLAS LAMENTACIONES
Hay nombres que quedan encerrados,
Apresados en las costillas,
se escuchan volar
De un lado a otro,
sin encontrar salida.
Discursos que surgen de ultratumba,
encopetados,
con ojos verdes de serpiente,
párpados carcomidos,
Masculinos y vociferantes,
Vehemencia de animal,
Odio de hombre civilizado,
Las cuerdas vocales
dan vuelta al cuello
Como soga homicida,
y así camina.
Se desgañita en otro idioma,
Lejano y antiguo ,
Intergaláctico,
Fragmentado.
El péndulo de la muerte
Dibuja amplias sonrisas
en sus vaivenes,
rompe en carcajadas
de cascada.
músculos y tendones
se desgarran
Escapan espíritus,
en estruendosas lamentaciones.
Tonantzin Rodríguez
AQUELLAS LAMENTACIONES
La perseverancia de la lluvia,
los muros en mis pupilas de monja,
la resignación, el hastío de las tardes con esperanzas.
Ay, qué fría estaba la sal oradando mis mejillas!
No vi la escalada del tiempo,
ni el futuro vi.
Solo una balsa fluía llena de dolor y bombas
y mi alas…
intentaba palpar mi alma ausente
y la encontré midiendo distancias
desde una estrella moribunda
a la formación de la nebulosa reloj de arena
queriendo descubrir el misterio de la vida.
El silencio del espejo derramaba sus ojos
en mi alma gris, mirando adentro;
solo había preguntas, preguntas a Dios
y una fe alta y firme
avanzando hacia los sueños que viven
en la piedra.
Ya deshojada, perdida en lamentaciones
mis palabras, acacias detenidas en recuerdos y maltratos
callaban,
callaban
o no decían nada
por si la arcilla de mi nacimiento
se tornaba en estrecho laberinto.
Inmenso el poder de las sombras
surcando el horizonte.
Buscando candiles
me transformé en vencejo
para no pisar el suelo.
Mariví Ávila
AQUELLAS LAMENTACIONES
Ocaso de domingo, la joven se lamenta,
los pájaros de la anidaron en ella,
se han despertado los titanes con una gota de sangre,
que como sierpes silentes dormían en las profundidades.
Mutadas en líquido, pronuncia pequeñas palabras.
En su brusca galaxia
no alcanza las alas del poema,
en su discurrir reflexiona, no se deja llevar.
El poema todavía no la alcanza,
ella prefiere sufrir, el temor agosta su garganta.
Tiene en sus manos un poder,
en su inteligencia tiene un saber,
mas no, no se deja llevar,
no se deja tocar por las palabras
que como balas atravesarán
sus tiernas carnes de cierva asustada.
Vamos niña, hay que tener la valentía
de tocar aquello que no existe,
aquello tan hermoso que dice de ti y de todos,
palabras que se hablan y conjuran, quizá,
las lamentaciones de tu líquido domingo.
Ana Barletta.
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