Miguel Oscar Menassa nace en Buenos Aires en 1940. A los dieciocho años, ingresa en la Facultad de Medicina y comienza su psicoanálisis. En 1961 publica Pequeña historia, su primer libro de poesía.
En 1963, después de la publicación de su segundo libro La ciudad se cansa, viaja a Italia. Reside casi dos años en Milán donde conoce a Eugenio Montale, Salvatore Quasimodo, Alberto Moravia, Umberto Eco y al Presidente de la Sociedad Psicoanalítica Italiana, Cesare Musatti.
Regresa a Buenos Aires en 1965 y en 1966 publica 22 poemas y la máquina electrónica o cómo desesperar a los ejecutivos.
En 1969 se licencia de médico. Ese mismo año abre el primer taller de poesía. Hoy es el Director y fundador de la Escuela de Poesía y Psicoanálisis de Madrid.
SOY CASI FELIZ
Soy casi feliz,
canción desesperada,
y festejo el Año Nuevo
como a mí se me canta.
Pondré sobre la mesa,
en lugar de comida,
amables sugerencias
para no engordar.
Y alcoholes ni una gota,
tal vez, para brindar.
Y la maría será
nuestro único veneno.
Desde que fumo maría
ya no padezco de artritis,
ni de largas digestiones
ni de angustia cuando sueño.
Soy como un enamorado
que le conversa a una flor
pidiéndole milagros
en el campo del amor.
Ella no dice nada
pero me mira diciendo:
Si alguien convoca
la presencia del amor,
es el amor y no yo,
dice la pequeña flor,
el que sostiene y dirige
los milagros del amor.
Y por qué yo estoy contigo
si tú nada me darás.
En verdad, nada daré
pero algo limpiaré:
Destaparé tus oídos
y en tus ojos pondré luz
y el milagro de tu piel
es tarea de tu amante.
QUIERO SER LO QUE SOY
Si porque se va a casar
le damos lo que no tiene
jamás lo conseguirá.
Hay algunos ciudadanos
políticos y militares
que aún no se dieron cuenta
que al Príncipe Don Felipe
no le gusta forcluir.
He de casarme MAYOR
y después estudiaré
y, de esa manera, España,
además de tener Rey,
tendrá un buen General.
Así que, por ahora,
no quiero ser General
sólo quiero ser Mayor
para poderme casar.
Mayor para tener hijos,
Mayor para perdonar.
Y si mi esposa, ya Reina,
lo quisiera para mí,
también, seré General
pero cuando corresponda
y sea bueno a mi edad.
Si porque se va a casar
le damos lo que no tiene
jamás lo conseguirá.
PEPE Y EL CONDÓN
Yo soy Pepe y, por amor,
hasta me puse condón.
Y, cuando ella lo requiere,
soy capaz de galopar
desde el dolor de mi madre
hasta el goce de Satán.
Por eso usted me verá
disfrazado de gaviota,
escondiendo las pelotas
para poder navegar.
Yo soy Pepe y, por amor,
hasta me puse condón.
Y si ella pide más,
me disfrazo de avestruz
y la hago correr cien veces
alrededor del sillón
y otras cien me corro yo.
Yo soy Pepe y, por amor,
hasta me puse condón.
Es imposible, lo sé, pero
el cine nos permite,
aunque no lo pueda yo,
llegar al límite mismo
donde un necio al levantarse
tropieza y cae al abismo
y cayendo se divierte
viendo subir la montaña.