Hemos estado leyendo el Libro de Monelle, un cuento considerado la obra maestra del escritor frances Samuel Schwob, considerada como la biblia no oficial del simbolismo francés. El libro se centra en la figura de Monelle, quien está inspirada en una amante de Schwob, llamada Louise. Ella era una joven de origen humilde que se prostituía ocasionalmente. Schwob la conoció poco antes de 1891, manteniendo contacto con ella hasta su muerte.

A continuación agregaremos algunos fragmentos del libro:
I
PALABRAS DE MONELLE
Monelle me halló en el páramo en donde yo erraba y me tomó de la mano.
–No debes sorprenderte –dijo–, soy yo y no soy yo.
Volverás a encontrarme y me perderás;
Regresaré una vez más entre los tuyos; pues pocos hombres me han visto y ninguno
me ha comprendido;
Y me olvidarás, y me reconocerás, y me olvidarás.
Monelle guardó silencio y me miró: Yo he salido de la noche, dijo, y a ella regresaré.
Porque yo también soy una pequeña prostituta.
Y Monelle dijo:
Tengo piedad de ti, tengo piedad de ti, amado mío.
Sin embargo, volveré a entrar en la noche; pues es preciso que me pierdas, antes de
recobrarme. Y si me recuperas, otra vez escaparé de ti.
Porque soy la que está sola.
Y Monelle dijo:
Debido a que estoy sola, me darás el nombre de Monelle. Pero tendrás presente que
tengo todos los otros nombres.
Y soy esta y aquella, y la que no tiene nombre.
Y te llevaré entre mis hermanas, que son yo misma, y se asemejan a prostitutas sin
inteligencia;
Y las verás atormentadas de egoísmo, de voluptuosidad, de crueldad y de orgullo, de
paciencia y piedad, pues no se han hallado todavía;
Y las verás ir a buscarse a lo lejos;
Y tú mismo me encontrarás y yo me encontraré a mí misma; y me perderás y te
perderé.
Pues soy la que se ha perdido no bien es encontrada.
Y Monelle dijo: Te hablaré de la destrucción.
Esa es la palabra: Destruye, destruye, destruye. Destruye en ti mismo y a tu
alrededor. Haz lugar para tu alma y para las otras almas.
Destruye todo bien y todo mal. Los escombros son semejantes.
Destruye los antiguos domicilios de hombres y los antiguos domicilios de almas; las
cosas muertas son espejos que deforman.
Destruye, porque toda creación procede de la destrucción.
Y para la bondad superior hay que aniquilar la bondad inferior. Y así el nuevo bien
se presenta saturado de mal.
Y para imaginar un nuevo arte, hay que quebrantar el arte antiguo. Y así el arte
nuevo parece una suerte de iconoclastia.
Porque toda construcción está hecha de vestigios, y en este mundo no hay nada
nuevo excepto las formas.
Y Monelle dijo: Te hablaré de la formación.
El deseo mismo de lo nuevo no es sino la ambición del alma que anhela formarse.
Y las almas rechazan las formas antiguas, lo mismo que las serpientes su antigua piel.
Y los pacientes recolectores de viejas pieles de serpiente afligen a las jóvenes
serpientes porque poseen un poder mágico sobre ellas.
Porque aquel que detenta las antiguas pieles de serpiente impide a las jóvenes
serpientes transformarse.
Es por eso que las serpientes desollan sus cuerpos en el verde socavón de una
profunda espesura; y una vez al año se reúnen las jóvenes en círculo y queman las viejas
pieles.
Parécete, pues, a las estaciones destructoras y formadoras.
Construye tú mismo tu casa y quémala tú mismo.
No arrojes escombros a tus espaldas; que cada uno se valga de sus propios despojos.
No construyas jamás en la noche pasada. Deja que tus edificios escapen a la deriva.
Contempla nuevos edificios en los más mínimos impulsos de tu alma.
Para todo deseo nuevo, engendra dioses nuevos.
Y Monelle dijo: Te hablaré de los dioses.
Deja morir a los dioses antiguos; no te quedes sentado, como una plañidera al lado
de sus tumbas;
Porque los antiguos dioses se levantan de sus sepulcros;
Y no protejas a los dioses jóvenes envolviéndolos en cintas;
Que todo dios se alce, no bien creado;
Que toda creación perezca, no bien creada;
Que el viejo dios ofrezca su creación al dios joven para que sea triturada por él;
Que todo dios sea dios del momento.
Y Monelle dijo: Te hablaré de los momentos.
Mira todas las cosas bajo el aspecto del momento.
Deja ir tu yo a merced del momento.
Piensa en el momento. Todo pensamiento que perdura es contradicción.
Ama el momento. Todo amor que perdura es odio.
Sé sincero con el momento. Toda sinceridad que perdura es mentira.
Sé justa para con el momento. Toda justicia que perdura es injusticia.
Actúa para con el momento. Toda acción que perdura es un reino muerto.
Sé feliz con el momento. Toda felicidad que perdura es desventura.
Ten respeto por todos los momentos, y no tiendas lazos entre las cosas.
No retrases el momento: extenuarías una agonía.
Observa: todo momento es una cuna y un ataúd: que toda vida y toda muerte te
resulten extrañas y nuevas.
Y Monelle dijo: Te hablaré de la vida y de la muerte.
Los momentos se asemejan a bastones mitad blancos y mitad negros;
No arregles tu vida mediante dibujos hechos con las mitades blancas. Pues de
inmediato toparás los dibujos con las mitades negras;
Que cada negrura esté transida de la espera de la blancura futura.