Seguimos leyendo poesía erótica del blog EL SEXO NO CAE, que incluye en su programa el erotismo en la poesia española, latinoamericana y surrealista francesa, y que ofrece también un acercamiento a la literatura erótica.
DIÁLOGO ENTRE VENUS Y PRIAPO (Fragmento)
VENUS
¡Oh asombro, Prodigiosa,
mágica fuerza!
PRIAPO
¡Abismo que me atrae!
VENUS
¡Oh cima misteriosa!
PRIAPO
¡Cima que sólo en ese abismo cae!
VENUS
¡Qué mármol jaspeado!
¡Pálida, arquitectónica belleza!
¡Qué alto fuste estriado
de azules ríos! ¡Capitel armado
para elevar el mundo en su cabeza!
PRIAPO
Avanzo ya
VENUS
La noche abrasa
PRIAPO
Gotas de esperma verde tiemblan los luceros
VENUS
Las dehesas remotas
de la luna, sus albos ventisqueros
se llenan de bramidos.
Del cielo penden signos genitales.
La vía Láctea rueda sus henchidos
torrentes de amorosos sementales.
PRIAPO
Gruta sagrada, toco tus orillas
Abre tus labios ya, siénteme dentro.
VENUS
¡Oh maravilla de las maravillas!
¡Luz que me quema el más profundo centro!
PRIAPO
Se cofunden los bosques, las lianas
se juntan y conmueven.
En el pomar revientan las manzanas
y en el jardín copos de nardo llueven
VENUS
¡Qué bien cubres mis ámbitos! Sus muros
¡Cómo me los ensanchas y los llenas!
¡Qué pleamar, que viento acompasados!
PRIAPO
Jaca y jinete, unísonos, seguros
galopan, de corales y de arenas
y de espumas bañados.
VENUS
Detente amor. No infundas ese aliento
tan rápido a las brisas. Aminora
un poco el paso. Da a tu movimiento
un ritmo nuevo ahora.
PRIAPO
Pondré en mis alas un volar más lento
VENUS
¡Dulce vaivén! rezuman mis paredes
las más blandas esencias
PRIAPO
Desasidas
de sus más hondas redes,
ya mis médulas saltan encendidas.
VENUS
Ten más el freno
PRIAPO
¿El freno?, querencioso
mi caballo se pierde en la carrera
VENUS
Sigo también su galopar furioso,
antes que derramado en mí se muera.
PRIAPO
¡Amor!
VENUS
¡Amor! La noche se desvae.
Nos baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.
Cae la luna… el viento
PRIAPO
Todo cae cuando el gallo el hombre se levanta.
Rafael Alberti
ANOCHE
Anoche me acosté con un hombre y su sombra.
Las constelaciones nada saben del caso.
Sus besos eran balas que yo enseñé a volar.
Hubo un paro cardíaco.
El joven
nadaba como las olas.
Era tétrico,
suave,
me dio con un martillito en las articulaciones.
Vivimos ese rato de selva,
esa salud colérica
con que nos mata el hambre de otro cuerpo.
Anoche tuve un náufrago en la cama.
Me profanó el maldito.
Envuelto en dios y en sábana
nunca pidió permiso.
Todavía su rayo lasser me traspasa.
Hablábamos del cosmos y de iconografía,
pero todo vino abajo
cuando me dio el santo y seña.
Hoy encontré esa mancha en el lecho,
tan honda
que me puse a pensar gravemente:
la vida cabe en una gota.
Carilda Oliver Labra
SONETO
Miré los bordes de la manga mía
si un tiempo rosas ahora amoratados
de tanto trajinar tan agotados
por la que agota ya su valentía.
Salime de ella, vi que el sol bebía
los arroyos del zumo desatados,
más pensé que los cauces desbordados
no son buenos en tiempo de sequía.
Entrar de nuevo quise por mi amada
más eran de mi fuerza los despojos
mi báculo más corbo y menos fuerte.
Vencida de joder sentí mi espada
y no hallé cosa en que poner los ojos
que hiciera enderezar su filo inerte.
Francisco de Quevedo