Noche en una estrella
Huí de una pálida estrella
gemela de otra estrella congelada
donde pasé mi noche de insomnio, abandonada
y zarpé hacia el espacio abierto
donde pude sentir el aroma
del trópico celeste y saciar mi sed de brisa,
porque allí se mecen los tranquilos cometas
con su silencio de alas y cuerpo de mula
como si tansportaran versos en diamantes
y palabras que ascienden en columnas de clara llama.
Los diarios caen como la lluvia transformada en ave
dispensando la riqueza de unas manos
donde se desplomaron todas sus rejas.
En las sienes de una ameba delirante
que rompieron mis recuerdos esa noche,
olvidé hasta mi nombre,
la vida salía de un espejo,
mi sombra tan callada…
y las nubes persiguiéndome
mientras ella, mi nueva estrella iluminada
liberada de tristezas,
bebía del manatial de luz
en el cuadrilátero de piscis,
sabiendo que estaba viva.
En torno a ella rotaba un corazón amante
de brotes de tomillo o imanes de pájaros luceros,
en sus manos volaban mariposas haciendo ruido,
cuando la semilla del bodoque oxidado
derretía su vieja imagen y yo, con ellas, formaba
la música de un rosal con el beso del recuerdo.
Esta estrella transluce un nuevo mañana,
huye de su oquedad de muerte y látigo
hacia el espacio abierto mientras
dibuja en sus espaldas el temblor de las olas
y le crecen alas,
allí donde se esconde la luna cuando le roban el habla
y huye de la bestia
y los gatos no encuentran el camino del tiempo.
Mariví Ávila
Noche en una estrella
Lo digo con la mayor gravedad:
una noche en una estrella
donde nunca amanecerá.
Es una celda oscura
de la que nunca saldré.
Sola en el firmamento.
Cerca de mercurio
o a menos distancia de venus,
constelando alrededor de tu órbita.
Siempre a miles de kilómetros,
siempre demasiado lejos.
Como un Ícaro prudente
me elevo,
sin exageraciones.
En ciernes, limpio mis plumas
y si fracaso en mi vuelo,
vuelvo hasta mi estrella
levantándome de nuevo.
Lo digo con la mayor levedad:
prefiero mirar la estrella
desde la era del pueblo
y verla allí solitaria
mientras recojo mi sueño.
Mónica Herrero
Noche en una estrella
El pastor recoge su bastón
y retoma el camino.
Colina abajo regresa,
la granja en frente
y el ganado destrás.
En los hombros una oveja,
los animales les siguen.
Ha sido una noche larga
en una estrella
pero ya ha vuelto.
Laura Trat