En mi alma nace el día
En mi alma nace el día
cándida luna desvelada
insomnio,
caminante astral
águila voraz.
Cósmicas palabras
amanecer de amor
tumbado en la nostalgia
susurros ausentes
estallidos melancólicos.
Polvorientos olvidos
caminando hacia el amanecer
sin luz.
Espejos o fantasmas
desfallecen
palabras
brotando en papel.
Alba o crepúsculo
rosa o violeta
belleza ensordecedora
que los poetas
atesoran.
Jeil Parra
Tu corazón constante como una nuez vencida
Tu corazón constante
Como una nuez vencida,
Bajo el rumor de ausencias y lejanías
Sostengo mi mirada a poblados permanentes.
Destellantes aleteos de águilas
Me invitan a volar.
Su mirada de amor se me hizo perceptible
En la espuma de mi mar de rabia.
Las cristalinas aguas disipan
Unas olas crecidas que se convierten en nada.
Águilas, mar y un destino,
Con la música del viento,
Sufriendo la sordera voluntaria,
Remando a la derecha, sintonizo mi remo
Esperando encontrarte remando a la izquierda.
Arelis Juárez
Mi corazón constante, como una nuez vencida
Como corazón, te caigo, te duelo.
Como habitación te envuelvo, te cielo.
Como un techo te extraño, te olvido.
Como un sueño, te grito, te visito.
Con cautela en la noche,
quimeras de nuez vencida,
con una guitarra encendida,
te sueño cosida a tu lirio primavera.
Te llevo verde limón
pegado a mis caderas,
te llevo herida,
en tu cielo me vuelvo espiga.
Como una nuez partida,
como un corazón transido de playa,
te sueño, te sueldo a mis pestañas
y te grito, nube serena,
serás ese amor patria, serás tan solo
el latido de mi cadena.
Ana Barletta
Tu corazón constante como una nuez vencida
Confundo mi garganta
flameante de palabras nuevas,
con los bordes de una lágrima
que se ausentó de mi mejilla,
iluminando mapas
cuando los instantes de ternura
fueron arrebatados
por aquellos ojos de profeta
atemperando su libertad rendida.
Respira con arrojo de violetas
que acarician al poema
y abraza la luz en su dulce cuna oxigenada,
cuando cumbres de dorada actividad
descienden hasta su verde corazón
como si fuera una nuez vencida,
o llamarada de dragón
dibujando el tiempo y el trabajo.
Entonces, mis alas se doblegan
a esa caricia,
hechizo o nube excitada
por el párpado sobre la tierra.
imprime su música estelar,
su brillante lealtad,
en la esclavitud de mis dedos
convertidos en pájaros negros
salpicando letras en la inmensidad
de la virginal inocencia,
creando su eco en mis labios
de perfumado bosque de clepsidras,
ebrio de mortalidad.
¡Pura vida!
Mariví Ávila
Tu corazón constante como una nuez vencida
Ahora te veo con el corazón constante,
galopando contra el tiempo infinito
y líquido.
Deslumbra tu corazón, desproporcionado,
como cáscara de nuez,
que navega hacia el viento
para deshacer las horas dormidas
en los gritos del silencio.
Allá vas, con rayos de sol
atravesándote los pulmones,
maniobrando la reanimación precisa;
vas disparando bocanadas de verdad.
¡Hay que liberar lo poco que queda por decir!
Vuelan las palabras mudas,
se ciñen a vos las gaviotas danzarinas
que buscan dónde detenerse y descansar.
Mientras surcas ideas delirantes,
conquistas tu propio espacio
agotado de esperar.
Me impresiona mansamente ese corazón,
que bombea cada vez más fuerte,
-contra pronóstico tormentoso-
palpitando por un nuevo porvenir
que no llega
en la hora esperada.
Como un remolino te retuerces.
Batallas contra el cristal tallado de ti mismo,
esparces
la montaña oscura que te habita desde siempre.
Arrugado corazón
peleando por latir.
Sigue andando
sobre el bálsamo amoroso
que lo sostiene.
Mariana García Guschmer