Remar y no esperar nada
“Remar y no esperar nada…
la escritura hace el resto.”
Miguel Oscar Menassa
La vida es un vértigo latente
escaparme
invade la realidad
fantasmas,
demonios,
verdugos,
traspasan mis muros.
Intento no escuchar su gritos,
no mirar su ojos.
Puñales en llamas
encienden mi pecho
sin piedad.
Voces latentes
rodeándome
llama de fuego en medio un circulo
hecha a semejanza.
Bestia voraz
luchando batallas
donde la impiedad es ley
lágrimas al borde del abismo
rugidos
amor desesperado.
Tiempo,
cedo cada espacio
mi escritura
único refugio
para combatir el vértigo
puñado de versos
creando
una nueva criatura colosal.
Jeil Parra
Mi viaje a Nueva York
Se pusieron de acuerdo, se marcharon:
el sol, las miradas en llamas,
los pulsos, los latidos que estallaban en los ojos, en la risa.
Acudió Némesis con su ruindad,
diosa de la envidia, transitó la angustia,
los celos derramaron sus abismos de sombra.
En Harlem Lorca arrancaba los ojos de los cocodrilos,
con una cuchara de palo.
Voces de ausencia claman la lluvia
sobre la tierra reseca.
claman ese viento que se pega a los labios.
Vendrán con los jardines de cielo,
espigando el sol en los bolsillos,
poesía, luciérnaga con voz de humanidad.
Ana Barletta
Mi viaje a Nueva York
El toro y sus testículos
De promesa ambiciosa
Para aquellos tantos
Ensordecidos por la epidemia más contagiosa.
La ciudad no duerme.
Y tú, mi niño, duermes?
Donde está tu madre mi niño?
Se desvanece su voz por el azote
De una ciudad, que no duerme!
Duerme mi niño!
Un obrero es tu progenitor.
Canta en Inglés
Mientras duermes,
Porque viene en racimo
El pan, en manos de un trabajador.
Arelis Juárez
Mi viaje a Nueva York
Me voy un momento al pasado
y en mi quebrada memoria
aparece un deseo de estar
cada poco tiempo en otra parte,
despegarme de la realidad.
Pude estar en Nueva York,
pues viajar era mi sueño
que preparaba con esmero
en dulce soledad.
Con cuerpo saleroso
saldría a caminar,
en días soleados,
por la manzana colosal,
mirando los avances
de su civilización.
Vería escaparates,
letreros luminosos,
rascacielos como cipreses,
y el atlas sobre mis hombros.
Habría empequeñecido
en un mundo de gigantes
azulinos, agujas pinchando el cielo
buscando la libertad, si no fuera
porque nunca estuve en Nueva York.
Mi viaje fue por los jardines
de mis sueños,
tierra adentro,
sin maletas, ni paragüas,
con amapolas en los pies.
A veces, escrutando sendas imposibles
acomodaba las piezas de mi vida,
en las salas de claqué.
Hoy mis edificios sostienen miles
de ventanas para abrir,
escaleras que remontar,
espejos para romper,
luces para alumbrar
desde esta aventurera artesanía
de historias que descubren
caminos poderosos
que no terminan en Nueva York.
Voy acompañada de gente
que no quema gasolina,
utilizamos nuestras alas para viajar.
No subo en el avión,
¿seré ecologista?
compro billetes
de traslado inteligente
y libre circulación.
Todos caben en esta nave estelar
como si Spielberg la condujera
desde Hollywood al diván.
A veces, desorbitada,
uso ruedas con la energía
que me llevo del viaje,
otras de puntillas voy
hasta obtener el sustento
que soporte mi pasión.
Y no estoy en Nueva York.
Como dicen que si sueñas
algo se hace realidad,
transmito este mensaje
a la conductora de mis naves:
¡Vamos sueño, llévame a disfrutar
las estrellas de Nueva York,
de Berlín, de Japón!
Quiero suprimir el miedo
de viajar en avión, o moverme
en ese tren levitante
que utilizan en Shanghái.
Mariví Ávila
Mi viaje a Nueva York
Kilómetros de fe
acompañan las armonías
de aquellas luciérnagas
que juraron brillar en Nueva York.
Eran suspiros diarios
los que mantenían el respiro altivo.
Fuertes pulmones de colla,
paceñita pico verde.
Verde tierra,
tierra de roca y montañas.
Paraíso oculto
inaudito obsequio.
Mi viaje a Nueva York
convencía a mis venas
de cortar raíces
y enterrar recuerdos.
Oh Nueva York!!!
Sueño de ambición!
Infierno de ilusión.
Muerte a mi silvestre estación.
Abbi
Mi viaje a Nueva York
Andando,
montada en las palabras
de otros,
llegué a una nube de polvo añejo,
donde sobrevolaran moscardones,
dejando un mundo funesto.
Los había provocado el mismo lobo
que despues lloraba,
rubicundo.
Antes Roma y sus caminos.
Ahora el Imperio se hacía grande en una isla,
custodiado por la dama verde.
El primer mundo empieza en el Empire state.
Es la manzana envenenada del mundo.
Es el canto de un gorrión,
una cueva de camorristas y chicanos.
El paraíso envenenado
donde se atragantan los diamantes del desayuno
o, quienes pueden,
los compran por internet.
Zona Cero
de contrapuntos,
donde claroscuros históricos
se pasean por las calles.
Edificios atravesando las nubes,
como la habichuela mágica germinada;
el gigante en los cielos y
sus humanos
a ras del suelo.
Vida plástica que antaño
fue vida de vanguardias.
La actualidad troquelada
todo lo transforma.
La silicona asfixia los sentidos,
el capitalismo tapona las miradas.
Los amos del mundo, con lentejuelas y billetes.
Campanadas
y abetos serpenteantes,
con la opresión en la mano,
dejando caer de la cuerda floja al otro mundo,
porque el plasma todo lo permite.
Megalomanía democratizada,
que reboza las esquinas,
desconoce la esencia de orígenes diversos.
Y como gaviotas, buscan el mar.
Porque atados de pies y manos a la historia,
A la ignorancia más profunda,
supuran malestar.
Y en ese cuento de terror,
donde la persecución no acaba,
se despiertan con los gritos de las bombas
que plantaron ellos.
La complicidad tiene vericuetos oscuros
que subyacen generaciones;
el enemigo es reflejo del relato.
Mirarse en el espejo
produce arcadas
que quedan neutralizadas
por la luz de la modernidad.
Mariana García Guschmer
Mi viaje a Nueva York
Zarpé con el alba de isla mujeres,
antes de tomarme la libertad,
la protesta y libertad de Ginsberg
eclipsó mi viaje,
El Aullido atravesó la piel de las ciudades.
La Salsa cautivó la noche, gotas saladas
del cuerpo a cuerpo migrante,
timbales, congas y trompetas
apasionadas;
letras ardientes como el Bronx.
sin censura, tal cual rap, hip-hop.
Las claves de la improvisación
el jazz y sus fusiones
Kerouac, su poeta en Mexico city blues.
Piazzolla con el tango, impensables combinaciones
Leonard Cohen y Camarón de la Isla.
Transfusión de acordes e ideales
Los 60´s
justice flowers y Peace and Love.
La gran manzana
de los caprichos burgueses,
Desayuno con diamantes.
El humor de rascacielos y avenidas del registrador Woody Allen,
el vacío de un pudor americano
al diván.
Puentes y subterráneos sexuados
ruedas y enredos de sutilezas
y deslices
pecados y acertijos de la modernidad
alucinógenos y neurosis
amos y esclavos del mercado
1 millón por 1
Al -1000 por masa.
Dolar, dolar, dolar
In god we trust .
Parvadas luchando por
parvadas de derechos
dentro y fuera del paraíso
calle y cielo
calles
voces del Gran Mascarón
Un poeta en Nueva York
Always! On time
las mujeres de la generation beat
obreras de la historia y las
revoluciones contemporáneas
recién evocadas entre las olas que
inhundan este siglo, century twenty one.
Sin espejitos ni espejismos de colores
Books, books, books
My trip in new york
Music, painters and filmmakers
Poets, my lovers, I´m following you.
Taxi!
I´m back.
Jazzcinthya Irais Chaparro Medina