El futuro
El futuro
resplandor de un vacío que sucumbe en las tinieblas
escribe el descenso
pasado
acomplejado
lleno de vicios.
Las aves,
migrarán antes de llegar la lluvia
volarán hacia horizontes lejanos
detendrán su vuelo
sólo en el descanso
buscarán amparo bajo las sombras
de árboles fuertes.
Volarán los pájaros
migrarán de su nido
calentará el sol
sus alas
les dará sus fuerzas
para seguir volando.
Jeil Parra
El futuro
Dicen que es infantil creer
que conversar va a hacernos vencedores.
Dicen que ir a la guerra
es lo que necesita el hombre
para preservar la paz.
Dicen que la educación no es sostenible,
que la salud tampoco.
Dicen que vender o regalar armas
a los celestes es humanitario,
que ellas en sus manos
disparan estrellas entre sus hermanos,
que tu corazón es su casa y no son para matar.
Mas dijo Alberti que se equivocó la paloma.
Y las mariposas, dice este poema,
son el alma del gusano, que elaborada su liquidez
de cueva sobrevuela su niñez serpenteante,
su impresión deslizadora.
Y si el viento toca a su puerta,
sale del huevo con complejidad coloreada
aceptando su transformación.
La tecnología nos aceleró el corazón
nos dieron de comer sopa de nudos
mezclada con letras de trigo duro
en la máquina elevadora a la cumbre de la rama
casi tocando cielo, pero estamos al borde del abismo
sin el alimento esencial y en boca cerrada.
El futuro ya no es hacia adelante,
nos llevan a repetir infinitamente lo ya vivido,
siempre dentro del mismo huevo
sin multiplicidad de color,
pues el hombre, dicen, no es sostenible.
Desde los despachos construyen
nuestros campos de batalla sin mancharse de rojo la corbata,
aventando la pulsión más primitiva del hombre.
Los soldaditos robados a sus madres
para la batalla, cumplen los deseos
de agresión y maldad de sus propias
bravatas infantiles.
Es por eso que en el futuro veo hambre y sed,
duelos y muertes prematuras, voló la justicia,
todo para alimentar a la bestia insaciable.
Sin embargo hay otro mundo,
el mundo perdido en un papel y su guerra más divina,
la violencia de la tinta contra el blanco.
Larva o mariposa verificando colores, mutaciones
de la palabra en formas y movimientos,
giros de la historia,
construcciones de nuevos cimientos,
frases fuertes que harán de nosotros
un edificio maduro.
Mariví Ávila
El Futuro
(A Miguel Hernández)
Yo te encontré en tu futuro imaginado,
Entre barrotes nos amaste.
Te encontré donde tu deseaste
En la luz de la vida
Iluminaste mi vida!
En una aurora, ella se quedó sin mí
Y yo me vine sin ella
Y en ese lamento día a día
Más me hundía.
Oh Valiente Miguel
Tu pluma fortaleció mis huesos,
Lloraba como un pusilánime
A falta de aquellos besos.
Atravesé con espada entre mis dedos
La nube negra
Que opacaba mi ventana.
Hoy me regocijo en su libertad
A cambio de mi voluntario cautiverio.
No se doble tu espalda
Por el peso de mi batalla.
Tu victoria, Amada!
Será mi victoria.
Tú pronuncias una bisílaba
Con tus labios de santa
Y haces de tu felicidad
Mi verdadera gloria.
Recibe al viento mis laureles Miguel
Te ofrezco mi bravo corazón
Vive en el futuro siempre
Vive por siempre Miguel.
Arelis Juárez
El futuro
Pasos firmes
letras en papiro.
Sueños bañados en miel,
miel de deseo.
No es una
sino miles de rutas
con viento fresco,
vacío e incierto.
Chocolate dulce.
Chocolate amargo.
Sabor a gloria
sin trofeo.
Ideales de oro.
Vuelos sin retorno.
Enormes alas
que las estrellas tocan.
Tocar el cielo quiero.
El futuro.
Mi poderoso futuro.
Abbi
El futuro
El espejo confiesa y devuelve
la imagen reservada a otra estación.
En ese límite preciso de realidad
descansan arrebolados labios
de cabellos delirantes,
y engarzan sueños
de viento embelesado.
Los sentidos
aireándose al sol, haciendo piruetas en el encinar
entre los cultivos de lavanda,
desprenden recuerdos, partículas perfumadas.
Todos van en caravana hacia la cima,
todos van adonde aquella insignia indica
la apertura de algo nuevo.
Y la veo venir
arbórea, florecida y amplia.
Montada en su carromato colorido,
despuntando todos los versos posibles
ensayando a aquellos grandes que le inspiran.
La veo poniendo uno a uno
los paralelepípedos de este cuento infinito
que quiere contar.
¡Y cuelga el cartel de completo!
Una rotonda más en el camino
gira a paso cambiado,
da tumbos revoltosos,
se marea alegremente,
en esta resaca roja que la embriaga,
en el éxtasis de permanecer.
La alegría y el espacio conquistado,
se escuchan como un murmullo en el suspiro.
Esculpiendo cada uno de los sueños,
andan;
rodeando todas las piedras del camino.
Les hablo a esos que éramos entonces,
confesando que lo hemos conseguido.
Espero a los que ahora comienzan,
alentando para alargar el sedal
y seguir pescando
futuro.
Mariana García Guschmer