Im-Potencia 2022.04.02

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Im-potencia

Potencia de hilo blanco, poesía,
ven a sostener con tus fúlgidas imágenes
las jarcias de este corazón.

Ven aquí, susúrrame al oído, grita, que te escuchen
sabemos que los hipócritas que hacen tañir el odio
no se inmutarán.

Ven a curarnos de la impotencia
de ver el cielo con estragos de ala,
impotencia de río que ni llorar puede.

Escandaliza a esa muchedumbre muerta,
ve con tus locuras de estornino, como un aljibe señálanos el agua,
alboroto de frutos latiendo.

¿Y los maestros? ¿Dónde estaba yo?

Estaba allí cuando encarcelaron a Hikmet,
estaba allí cuando asesinaron a Lorca,
estaba allí cuando dejaron morir a Miguel Hernández.

Por un instante soy Neruda invocando al camarada océano,
soy caballo verde cuando leo a Lorca,
soy las manos de Hikmet, laboriosas, que sostienen el mundo.

¡Seamos esos poetas, por un instante, 
cantemos con sus voces, conjuremos la impotencia!!!

Ana Barletta  


I’m Potencia  

Hay una artesana en mí 

que gravita en la fonda del poema

trenzando el corazón que hace

temblar un jeroglífico 

en la jungla de las cosas. 

Despliega su lengua de mar

por los cabos de las letras

y se relame encontrando palabras

como afiches luminosos

en noches extraterrestres.

Sus plantaciones hexagononales

pugnan por tener un paisaje 

donde configurar el nacimiento

de una articulación luminosa.

Después del hambre y 

del amor descubre su potencia

organizándose para que la joya

nazca de la bruma.

Sin querer filas uniformadas

en su imaginación construye torres de homenaje,

atalayas que divisen el pan en la sombra, las montañas,

los rios sobre los prados y el agua del sediento

para ser devuelto a su lugar.

Las redes del enemigo 

son de armadura babosa

que progresa en las artes de

la esclavitud, lo salvaje, la tortura,

sus palabras sueños rotos

bajo un sol de locura.

En este castillo sin puertas de salida,

me asfixio.

Entonces traduje un sueño,

una emergencia divina caída de la sábana.

El veneno del miedo se me vino encima

transformando en telescopio el nombre de Victoria,

hizo del enemigo una siembra de poetas

que cotizan en la bolsa del magisterio

de los astros mineros donde se reparten 

las simientes con nuevos himnos.

Los cómputos del día siguiente eran

como cuando Neptuno nos alcanza

la constelación de acuario a la linea del horizonte

sin ninguna metralla, ni hierro, ni sangre,

haciendo números con los planetas,

dibujos en el cielo, multiplicaciones, 

cuentas divisorias sin fronteras.

Dibujé los cielos con esas naves 

antes de partir

y las rosas de este mundo 

multiplicaron el horizonte con esos versos.

Después recordaríamos con horror 

un mundo asfixiante

que quedó fuera de la galaxia.

Mariví Ávila


Im-Potencia


Im-Potencia
Ardor que quema
recorre los muros de mi pecho
cortando abruptamente mi respiración.

Imposibilidad que golpea 
castigo implacable 
aguas turbulentas 
arrastran mi navío hasta los arrecifes 
en un va y ven desenfrenado
rompiendo mi barca
en pequeños fragmentos.

Impotencia
en cada paso
transcurre los días
en oscuridad infinita.

Cruzo a través de la bruma
extiendo mis brazos 
intentando alcanzar furtivamente 
lo que no puedo
abro mis ojos
busco alguna luz tenue
que me guíe en el recorrido
sigo tropezando
a ciegas
agonizante.

Jeil Parra


Im-Potencia

Me levanté temprano

al llamado del bricolaje

pues había comprado

dos láminas especulares

que impedían las miradas

vecinales indiscretas.

Dos por ventana

que, a juicio del tendero,

podría colocar un niño

como si fuesen los cromos

de la liga de futbol.

Procedí confiada y así,

con la escasa pericia objetiva

a la que nunca le di bola

pegué la primera lámina

en la mitad izquierda

de la ventana en el sentido

contrario al que debía.

Al ver mi cara en el reflejo

me di cuenta del error

e intenté en vano despegarla.

Ahora, habiendo convertido

el cincuenta por ciento

de mi ventana en un espejo,

en lugar de invisible para él,

era yo quien no veía el mundo.

Tomé mi pintalabios de la bolsa

y describí con rabia mi estado:

Allí escribí la palabra im-potencia

así separada para darle más fuerza

sobre el cristal sin darme cuenta

que el prefijo im quedó escrito

sobre el flamante espejo

y la palabra potencia

sobre la mitad aún traslúcida

de mi ventana y, entre lágrimas,

me giré y tomé distancia ofuscada.

Necesité apenas dos metros

para reaccionar.

Por alguna extraña razón

había escrito  Mi-potencia

en lugar de impotencia.

Eso sí, quedaba mi cara

dividida en dos.

Una mitad que reflejaba

mi media cara

y la otra mitad en cuyo fondo

el creador universal

con la ayuda de millones

de pequeños creadores 

habían pintado de verdes

unos paisajes paradisíacos.

El mundo y yo.

La necesidad del otro

para dar vida a otros.

Esa mirada que siempre

está dentro de uno

y en contacto con el alma y la tierra.

Dolores Granados


Im-Potencia

Después de ese choque de placas,
del desembarco repentino de esa violencia,
absolutamente todo,
queda suspendido en el más inalterable vacío.

¿Cómo es posible urdir tan pocas palabras en ese vasto silencio?
¿Cómo reconstruir las almas encarceladas?
¿Qué se hace con el desaliento disimulado, atrincherado falsamente?
¿Quiénes eran todos esos alineados detrás de la mirada?

Fotograma por fotograma,
la reverberación del agua en sus fauces,
dibuja la bestia que se impone
oscura y trashumante
dormida, a fuerza de sostenerse.

Y deja salir por los cuatro agujeros
un río amarillento de herida mal curada,
corrupta,
que todo lo tiñe y lo pervierte.
Moral cristiana mal aprendida.
Perversa.

¡Pagan justos por pecadores! -dice.
Y otra vez, ella.
Ahí está persiguiendo a los desamparados de espíritu
con la espada, marcando sus cuellos.
Porque la llevan con un imperdible,
enganchada en la solapa
porque se creen así buenos
aunque malduerman,
porque les enseñó a soportar lo no dicho.
Les dijo que era mejor.

Y sin embargo,
al encontrar los cuerpos
nos santiguamos.
Y esperamos
que descansen
en paz.

Mariana Garcia Guschmer

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