Soy una revolucionaria 2022.03.19

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Soy una revolucionaria

Como punta de lanza
me atraviesa un pensamiento
quedándose, así
prendido a la pupila,
levando a fuego lento.
Una fogata crece imparable,
enarbolando las banderas
que guardaba en un cajón.

Batallas dormidas
rugen la bienvenida
de un fulgor nuevo.
Un cosquilleo rebate
cualquier desdén.

Ideas reposadas
pueden ungir lo no corpóreo.
Estoy a cuatro manos,
y se me escurre el mundo
y no se vende el tiempo.

Ave rapaz,
espeluznante pulpo subversivo,
trasmutando lo divino,
convirtiendo lo terrestre en espejos de colores,
monedas de cambio atornilladas a lo nuevo.

Habitamos una pasarela de sentidos
donde es preciso atreverse a lo indecible.
Frente al reflejo que cuestiona:
ser uno mismo,
ese ente que habita en un rincón
inquebrantable
pero que sabe
de la violencia carnívora y poderosa
del fondo de las entrañas.

Porque un día te das cuenta,
un día las aguas confluyen
y la chispa enciende sola o,
más bien,
por todo el camino recorrido.

Mariana Garcia Guschmer



Soy una revolucionaria

Cultivo un parasol,
intermedio entre el giro de la historia
la apología del silencio.

La floración del día
habrá logrado seguir
mi estela si lo digo cantando.
Y se alegrará la música
si soplo el vidrio donde crujen
las vasijas de la memoria
sin aristas en sus asas.
Ahora, no expongo el pasado
al juicio del iris
pronto será un vástago mendigando color,
aproximándose al círculo cromático
en la primavera que deshace la caricia alpina
cuando se desliza incandescente,
al compás de un aria
que se ha independizado de su luz.

Después esculpiré la roca que rodea mi talle,
abandonando el tejido subcutáneo
que acumula horas de odio
creyendo que es castigo
lo que es un beso que aún no llegó.
Ya dejé hace tiempo ese cigarrillo
y aún no se acaba el humo
que incinera lo insumiso
cuando deshojo despacio un libro
que configura mi semblante.
Y ya no sé quién soy
pues escrita está mi vida
en varios libros
que hicieron, con asombro,
olvidarme de Dios,
y si todo está incompleto,
haré mi revolución
en verso.

Mariví Ávila



Soy una revolucionaria


Cuando hay un latir de pájaros que festejan,
Cuando se encienden los gorriones en el crepúsculo.
Cuando con los ojos construimos frases nuevas
Cuando con las manos hechas palabra
Tocamos lo no sabido.

Allí está el canto al pájaro dormido,
A las botas metálicas del hambre, 
A los parias de la tierra,
Les traemos esta herida encendida.

El canto de los poetas será nuestra patria,
Un aromado refugio.
Será también vuestra patria,
Porque no hay patria sin palabras
No hay revolución sin poesía. 


Ana Barletta


   

Soy una revolucionaria

Una oveja
Se le perdió al pastor
Soy otra entre otras
Una mirada, voz de aullido
Clamando a la unidad.

Mi canto y mi danza
Va por ti, amada mía
Va por ti:
La que recoge sus manojos de hierbas
Para que puedan sus hijos emplumar.
Por la que labra
Con puño y letra
Un verso que acompaña
En la noche de dolor desierta.
Por aquellas voces de doncellas
apagadas en un fuego llamado “accidental”,
era una casa hogar, ¿Dónde estaba papá?.

Canto, danzo y escribo
Para ti,
Nos llaman el Sexo débil,
¿Quién se atrevió
A bautizarnos así?

Somos la diferencia
Somos la que amamanta
Y sostiene en sus hombros
La fuerza creativa del mundo.

Somos las que gritamos al parir
Y callamos, más allá del dolor…
Al partir.

Yo no voy a desnudar mis senos
En el patio del palacio,
Con ello crean que soy mujer
Y gritar “Soy la revolución”

Soy, una y muchas a la vez.
Gabriela: Me llamaste Rosa
Y tu: Esperanza,
Olvidaré mi nombre,
Lo prometo, para escuchar el tuyo.
Aunque me tiemblen las piernas al crecer
Y la alegría no me quepa en el pecho
Al no ser algo más que una costilla,
Mi canto, mi danza y mis palabras,
Sean tus alas, tu luz, tu vuelo sin retorno
Nuestra manera de ser
REVOLUCIONARIAMENTE….
Mujer!

Arelis Juárez


La revolución del amor

No quiero ser la niña a la que sus padres
le rompieron el corazón y nunca más amó.
Quiero aprender a soñar
y el dolor abrazar.

Lo que busco no está fuera.
Aunque grite y destroce,
la herida no sanará
así como envejecer no evitaré.

Mi vida es una constante pregunta…
¿Debo o no debo?
Y rompo, me rompo…
Porque no debo deber,
¡Quiero querer!

Quiero ser la niña que abrazaba sin miedo.
Porque no importa cuanto duela,
discípula del amor siempre seré.

Profeta de la inocencia,
quiero cantar a las estrellas.
De cada una oír su historia
como si fuera propia.

Mi corazón está roto
pero quiero besar,
quiero sentir por cada poro
la tierna vida y la fría.

Esclava del dolor no quiero ser.
Quiero ser libre
y hablar de la paz que
en mis sueños encuentro.

Al sufrimiento, al enojo,
al miedo y al odio
responderé con amor.

¡Seré revolución!
con el estruendoso «¡Te amo!»
cerraré el telón.

Abbi

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