Selección de poetas destacadas 2022.03.05.

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Esta selección de poemas forma parte del Recital que las integrantes del Taller de poesía de los sábados -coordinado por la poeta Helena Trujillo-, han hecho dedicado al Día de la mujer trabajadora.

El recital podrá verse en este blog, después de su emisión el día 8 de marzo o a través del siguiente enlace https://youtu.be/WlmkiAO5uzQ

SÚPLICA

Noémia de Sousa

¡Quítennos todo,
pero déjennos la música!
¡Quítennos la tierra en que nacimos,
donde crecimos
y donde descubrimos por primera vez
que el mundo es así:
un tablero de ajedrez…
Quítennos la luz del sol que nos calienta,
su lírica de xingombela
en las noches mulatas
de la selva mozambicana
(esa luna que nos sembró en el corazón
la poesía que encontramos en la vida),
quítennos la choza — la humilde barraca
donde vivimos y amamos,
quítennos la machamba que nos da el pan,
quítennos el calor del fuego
(que nos es casi todo)
¡pero no nos quiten la música!
Pueden desterrarnos,
llevarnos a tierras lejanas,
Vendernos como mercancía, encadenarnos
a la tierra, de sol a luna y de luna a sol,
¡pero siempre seremos libres
si nos dejaran la música!
¡Allí donde estuviera nuestra canción
aun esclavos, señores seremos;
y aun muertos, viviremos,
y en nuestro lamento esclavo
estará la tierra donde nacimos,
la luz de nuestro sol,
la luna de los xingombelas,
el calor de fuego,
la choza que vivimos,
la machamba que nos da el pan!
Y todo de nuevo será nuestro,
aun con cadenas en los pies
y aun azotes en la espalda…
¡Y nuestra queja
será una liberación
derramada en nuestro canto!
—Por eso pedimos,
de rodillas pedimos:
¡Quítennos todo…
pero no nos quiten la vida,
no se lleven nuestra música!

Para conocer más de la vida y la obra de Noémia de Sousa: https://poesiamaspoesia.com/125-poesia-mas-poesia-noemia-de-sousa/

INVIERNO Y FUGA

Blanca Varela

Nieve, labios rojos,
una gota de fuego,
un grito que nadie escucha.

Éste es el día en que llega
la ácida primavera,
en que es dulce la herida
de estar vivos.

Alto horno del cielo,
fulgor de plumas,
adiós que el aire quema
en pleno vuelo.

En aire, tierra y cielo,
en mi, en ti,
en nosotros muere el invierno.

Diamantino estertor,
irritada claridad,
lágrimas que la luz arrebata y fecunda.
Muerte llena de oro.

Todo es posible
en ese activo sueño.

Para conocer más de la vida y la obra de Blanca Varela: https://poesiamaspoesia.com/160-poesia-mas-poesia-blanca-varela/

NARDOS

Delmira Agustini

En la sala medrosa
entró la noche y me encontró soñando.

En el vaso chinesco, sobre el piano
como un gran horizonte misterioso,
el haz de esbeltas flores opalinas
da su perfume; un cálido perfume
que surge ardiente de las suaves ceras
florales, tal la llama de los cirios.
Blandamante yo entorno
los ojos y abandónome a sus ondas
como un náufrago al juicio de los mares.

De las flores me llegan dos perfumes
flotando en el cansancio de la hora,
uno que es mirra y miel de los sentidos
y otro grave y profundo que entra al alma,
abierta toda, como se entra al templo.
Y me parece que en la sombra vaga
surgir los veo de las flores pálidas,
y tienen bellas formas, raras formas…
Uno es un mago ardiente de oro y púrpuras,
otro una monja de color de cera
como un gran cirio erguida,
y con dos manos afiladas, lívidas,
que me abren amplias puertas ignoradas
Que yo cruzo temblando.

Muchas cosas me cuentan, muchas cosas,
las flores de ópalo en su extraña lengua;
cosas tan raras y hondas, tan difusas
en el fondo de sombras de la sala,
que he llegado a pensarme un gran vidente
que leyera en la calma de las cosas
formidables secretos de la vida !

¡ Oh flores, me embriagáis y sois tan blancas !
Tan blancas que alumbráis y yo os contemplo
como el sello de Dios en las tinieblas.

¡ Oh flores, hablad mucho! Acá en la sombra
Vuestras voces me llegan
como á través del muro inderrocable
que separa la Muerte de la Vida.

Siento venir el sueño.
Vuestro perfume en sus calladas ondas,
como á un rey oriental que navegara
majestuoso de imperio y de pereza
en su barca pomposa, á mí le trae!

Oh flores, hablad más, habladme mucho !
Vuestra voz no es tan clara. Decid, flores,
en la muerte invariable de esa estatua
¿ No hay una extraña vida ? Decid, flores,
las tinieblas no son una compacta
procesión de mujeres enlutadas
marchando hacia la luz ? Decidme flores,
que sabéis del misterio de la vida…
De la inmensa leyenda del Calvario…
Que del vuelo supremo de las almas?…

Las cavernas del sueño: decid, flores,
¿No serán…el oasis…de la vida?

Para conocer más de la vida y la obra de Delmira Agustini: https://poesiamaspoesia.com/111-poesia-mas-poesia-delmira-agustini/

AGRIO ESTÁ EL MUNDO

Alfonsina Storni

Agrio está el mundo,
inmaduro,
detenido;
sus bosques
florecen puntas de acero;
suben las viejas tumbas
a la superficie;
el agua de los mares
acuna
casas de espanto.

Agrio está el sol
sobre el mundo,
ahogados en los vahos
que de él ascienden,
inmaduro,
detenido.
Agria está la luna
sobre el mundo;
verde,
desteñida;
caza fantasmas
con sus patines
húmedos.

Agrio está el viento
sobre el mundo;
alza nubes de insectos muertos,
se ata, roto,
a las torres,
se anuda crespones
de llanto;
pesa sobre los techos.

Agrio está el hombre
sobre el mundo,
balanceándose
sobre sus piernas…

A sus espaldas,
todo,
desierto de piedras;
a su frente,
todo,
desierto de soles,
ciego…

Para conocer más de la vida y la obra de Alfonsina Storni: https://poesiamaspoesia.com/67-poesia-mas-poesia-alfonsina-storni-y-miguel-oscar-menassa/

419

Emily Dickinson

Nos acostumbramos a la Oscuridad-
Cuando se apaga la Luz-
Como cuando la Vecina sostiene la Lámpara
Para presenciar la Despedida-

Hay un momento-el Paso es titubeante
Por la novedad de la Noche-
Después-acostumbrados los Ojos a la Oscuridad-
Afrontamos el Camino-con firmeza-

Y así es en las más densas-Oscuridades-
Esas Noches de la Mente-
Cuando no hay Luna que nos dé un signo-
O Estrella-que salte-de ahí dentro-

Los más Valientes-avanzan a tientas-
Y a veces se dan contra un Árbol
Directamente en la Frente-
Pero a medida que aprenden a ver-

O bien la Oscuridad se altera-
O algo en la vista
Se adapta a la Noche cerrada-
Y la Vida camina casi recta.

Para conocer más de la vida y la obra de Emily Dickinson: https://poesiamaspoesia.com/142-poesia-mas-poesia-emily-dickinson/

ME GUSTA VER SUS ROSTROS MIEDOSOS

Joyce Mansour

Me gusta ver sus rostros miedosos
No soportan mirar a la muerta
A toda prisa quieren encerrarla lejos de su miedo.
Y todavía de luto
Harán el amor para enterrar mejor

Su recuerdo descompuesto.

He abierto tu cabeza
Para leer tus pensamientos.
He masticado tus ojos
Para saborear tu vista.
He bebido tu sangre
Para conocer tu deseo
Y de tu cuerpo estremecido
He hecho mi alimento.

Para conocer más de la vida y la obra de Joyce Mansour: https://poesiamaspoesia.com/157-poesia-mas-poesia-joyce-mansour/

MÁS VIEJA

Sharon Olds

Cuanto más vieja me pongo, más me siento
casi hermosa- no mi cara, una cara común,
puritana, sino mi cuerpo. Y tendré
cincuenta, pronto, mi cuerpo
se marchita, huesudo, y me gusta su
rugosidad plateada, la piel que se afina,
la superficie de un lago rizada por el viento, un espectro
arrugado, un pliegue de humo. Sin embargo
cuando miro hacia abajo puedo ver, a veces,
cosas que, si las viera una mujer joven, la harían
gritar como en una película de terror,
quedo convertida en bruja en un instante—si me inclino
lo suficiente, puedo ver la piel fina
de mi estómago frunciéndose
y colgando en pequeños picos, como yeso fresco.
Y sin embargo puedo imaginarme a los ochenta, hecha
enteramente, por fuera, de eso,
y haciendo el amor con la misma dignidad
animal, el túnel todavía igual
al interior de un pétalo color frambuesa.
De pronto me veo joven a mí misma
al lado de esa octogenaria, me veo
como su hija, mi carne suelta y drapeada
muestra los ángulos largos de estos extraños
huesos como las manijas de utensilios de cocina hechos en el cielo.
Cuando era más joven, me veía a mí misma,
a veces, como el tosco dibujo de una hembra—
los pechos, el destello de las caderas de los años 40—
pero este grisáceo ser abollado es confortable como
una vieja prenda favorita, es casi
amable, ahora, para mí. Por supuesto, es
el amor de él el que estoy viendo, el trabajo de su pulgar
sobre este centavo de la suerte —cinco veces
cinco años en su bolsillo. Quizás
aún si me muriera, él no me vería fea.
A veces, ahora, bailo
como humo chato sobre una chimenea.
A veces, ahora, creo que vivo
en el lugar donde se hace la bebida solemne, salvaje
de acabar, no estoy todo el día acabando,
pero vivo todo el día en el lugar donde eso se hace

LA PROMESA

Sharon Olds

Con el segundo trago, en el restaurante,
tomados de la mano sobre la mesa vacía,
hablamos de eso otra vez, renovamos nuestra promesa
de matarnos el uno al otro. Estás tomando gin,
el enhebro azul noche
se disuelve en tu cuerpo, yo tomo Fumé,
mastico su tierra fragante y ahumada, estamos
recibiendo tierra, ya somos en parte polvo,
y donde sea que estemos, estamos también en nuestra
cama, encajados, desnudos, a lo largo uno del otro,
cercanos, embriagados
después del amor, entrando y
saliendo del borde de la conciencia,
nuestros cuerpos felices, entrelazados. Tu mano
se tensa sobre la mesa. Te da miedo
que me acobarde. Lo que no quieres
es agonizar en una cama de hospital por un año
después de un infarto, incapaz
de pensar o de morir, no quieres
que te aten a una silla como a tu impecable abuela,
profiriendo insultos. El cuarto en penumbras
a nuestro alrededor,
globos de marfil, cortinas rosadas
ceñidas por la cintura —y afuera
un anochecer de verano tan leve,
alto, luminoso. Te digo que no me
conoces si crees que no te
mataré. Piensa en cómo hemos flotado juntos,
mirándonos a los ojos, pezón contra pezón,
sexo sobre sexo, las mitades de una criatura
resurgiendo hasta el borde de la materia
y sobrepasándola —me conoces de la brillante
sala de partos salpicada de sangre, si un león
te tuviera entre sus dientes yo lo atacaría, si las sogas
que ataran tu alma fueran tus propias muñecas, yo las cortaría.

Para conocer más de la vida y la obra de Sharon Olds: https://poesiamaspoesia.com/150-poesia-mas-poesia-sharon-olds/

CON LAS ALAS DEL ALMA

Eladia Blázquez
 
Con las alas del alma desplegadas al viento,
desentraño la esencia de mi propia existencia
sin desfallecimiento, y me digo que puedo
como en una constante
y me muero de miedo, pero sigo adelante.

Con las alas del alma desplegadas al viento,
porque aprecio la vida en su justa medida
al amor lo reinvento, y al vivir cada instante
y al gozar cada intento, sé que alcanzo lo grande,
con las alas del alma desplegadas al viento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,
más allá del asombro me levanto entre escombros
sin perder el aliento
y me voy de las sombras con algún filamento
y me subo a la alfombra con la magia de un cuento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,
atesoro lo humano cuando tiendo las manos
a favor del encuentro por la cosa más pura,
con la cual me alimento por mi pan de ternura,
con las alas del alma desplegadas al viento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,
ante cada noticia de estupor, de injusticia,
me desangro por dentro
y me duele la gente, su dolor, sus heridas,
porque así solamente interpreto la vida.

Con las alas del alma desplegadas al viento,
más allá de la historia, de las vidas sin gloria, sin honor ni sustento
guardaré del que escribe su mejor pensamiento
quiero amar a quien vive con las alas del alma
desplegadas al viento, al viento, al viento…

CONVENCERNOS

Eladia Blázquez 
 
Convencernos que somos capaces,
que tenemos pasta y nos sobra la clase.
Decidirnos en nuestro terreno
y tirarnos a más, nunca a menos.

Convencernos, no ser descreídos
que vence y convence el que esta convencido.
No sentir por lo propio un falso pudor,
aprender de lo nuestro el sabor.

Y ser, al menos una vez, nosotros,
sin ese tinte de un color de otros.
Recuperar la identidad,
plantarnos en los pies
crecer hasta lograr la madurez.
Y ser, al menos una vez, nosotros,
tan nosotros, bien nosotros, como debe ser…

Convencernos un día de veras,
que todo lo bueno no viene de afuera.
Que tenemos estilo y un modo,
que hace falta jugarlo con todo.

Convencernos, con fuerza y coraje
que es tiempo y es hora de usar nuestro traje.
Ser nosotros por siempre, y a fuerza de ser
convencernos y así convencer.

Y ser, al menos una vez, nosotros,
sin ese tinte de un color de otros.
Recuperar la identidad,
plantarnos en los pies
crecer hasta lograr la madurez.
Y ser, al menos una vez, nosotros,
tan nosotros, bien nosotros, como debe ser…

Queremos ser, alguna vez,
en el después nosotros.
Y vos también, y vos también,
y vos también venite con nosotros.
La realidad es, en verdad,
tratar de ser nosotros.
Y vos también, y vos también,
y vos también quedate con nosotros.
¡No con otros, con nosotros, como debe ser!

Para conocer más de la vida y la obra de Eladia Blázquez: https://poesiamaspoesia.com/119-poesia-mas-poesia-eladia-blazquez/

CANCIÓN PARA MAÑANA

Piedad Bonnett

Hoy
que me he puesto mi vestido nuevo y me paseo
entre gentes ruidosas, atareadas,
y que el mundo parece seguir el plan trazado,
su comba en forma plena, con la máscara puesta,
hoy que Dios ha asomado puntual a mi ventana
y me ha dado solícito mis gafas y mi pluma,
puedo soñar mi muerte (usted tendrá la suya)
mientras miro la vida pasar por mi ventana.

Mi muerte con su sábana y su dolor de golpe,
mi muerte en plena calle con la sonrisa puesta
y el libro en el bolsillo,
pero tal vez espinas en los ojos y agujas en las uñas,
y la sonrisa colérica de la bella enfermera,
y el algodón de sangre y las tijeras,
y un pedazo de cielo en la ventana,
un cielo que tendré que aprender de memoria
para llevarlo conmigo a donde sea.

Mi muerte con su olor y sin tu mano.
Mi muerte con su astilla y sin tu cuello.
Mi muerte y su responso y su esperanza.
Mi muerte sin yo misma ¡Qué tristeza!

Hoy que todo va bien,
que todo el mundo apuesta, pone su firma, suma,
puedo soñar mi muerte,
esa mi sola muerte,
sola,
sola.

Para conocer más de la vida y la obra de Piedad Bonnett: https://poesiamaspoesia.com/148-poesia-mas-poesia-piedad-bonnett/

BELLA DAMA SIN PIEDAD

Rosario Castellanos

Se deslizaba por las galerías.
No la vi. Llegué tarde, como todos,
y alcancé nada más la lentitud
púrpura de la cauda; la atmósfera vibrante
de aria recién cantada.
Ella no. Y era más
que plenitud su ausencia
y era más que esponsales
y era más que semilla en que madura el tiempo:
esperanza o nostalgia.
Sueña, no está. Imagina, no es. Recuerda,
se sustituye, inventa, se anticipa,
dice adiós o mañana.
Si sonríe, sonríe desde lejos,
desde lo que será su memoria, y saluda
desde Su antepasado pálido por la muerte.
Porque no es el cisne. Porque si la señalas
señalas una sombra en la pupila
profunda de los lagos
y del esquife sólo la estela y de la nube
el testimonio del poder del viento.
Presencia prometida, evocada. Presencia
posible del instante
en que cuaja el cristal, en que se manifiesta
el corazón del fuego.
El vacío que habita se llama eternidad.

Para conocer más de la vida y la obra de Rosario Castellanos: https://poesiamaspoesia.com/153-poesia-mas-poesia-rosario-castellanos/

SÁLVESE QUIEN PUEDA

Cristina Peri Rossi

Si fui amarga fue por la pena.
El capitán gritó: “Sálvese quien pueda”
y yo, sin pensarlo más, me lancé al agua,
como ávida nadadora,
como si siempre hubiera estado esperando ese momento,
el momento supremo de soledad
en que nada pesa
nada queda ya
sino el deseo impostergable de vivir;
me lancé al agua, es cierto, sin mirar atrás.
De mirar quizás no me lanzara
habría vacilado mirando tus grandes ojos tristes
siniestros remordimientos me hubieran impedido ya
saltar al espacio
tocar la fría humedad del aire
el nocturno relente
y caer
como recién nacida
en la flotante superficie del bote
donde todo habría de continuar
no se sabe adónde.
Si hubiera mirado atrás
tus grandes ojos tristes
la vela mística suspendida
los cabos sueltos
las cámaras anegadas
como los recuerdos salados del mar.
Si hubiera mirado atrás.
“Sálvese quien pueda”
gritaba el capitán.
De haber mirado
de haber vuelto los ojos
como Eurídice
ya no podría saltar
pertenecería al pasado
anclada entre las red
es del barco, tu capitán,
el moho de las sillas,
los versos que consumíamos en las noches de vigili
tu pereza de saltar,
tu vergüenza de correr,
atrapada entre las hermosas lianas de los versos preferidos
acaso no hubiera respirado más el aire salino
ni visto aparecer el sol;
era un caso de vida o muerte
“Sálvese quien pueda”
había gritado el capitán,
la vida era una hipótesis de salto,
quedarse, una muerte segura.

VIVIR PARA CONTARLO

Cristina Peri Rossi

Te he cedido por una vez
el lápiz y el papel
la voz que narra
la crónica que fija contra la muerte
la nostalgia de lo vivido.
Y me va bien el cambio
te lo aseguro.
Quiero contemplar
quiero ser testigo
quiero mirarme vivir
te cedo gustosamente la responsabilidad
como un escriba
ocupa mi lugar
goza si puedes con el relevo
serás mi descendencia
mi alternativa.

La que vivió para contarlo.

EL PARTO

Cristina Peri Rossi

Desde el fondo del vientre
como una montaña,
la oscura fuerza del deseo.

El deseo, oscuro como una semilla.
la semilla cerrada y muda
como una ostra.

Los labios de la ostra
lentamente abriéndose
como vulva, vulva, húmeda y violeta,
a veces, fosforescente.

Babel, echada hacia dentro
como una semilla. Guardada
como una ostra. Ensimismándose,
como el caracol encogido.

Babel torre, Babel casa escondida.
“Es largo esconderse nueve meses”, dice Babel henchida.
La palabra apuntando hacia afuera.

La palabra, sobresaliendo del vestido.
La palabra, empujando su brote,
su alegría, su maldición.

Babel por las calles como una virgen
Como si nada escondiera. Babel bailando en bable.
Babel vestida.

Y de pronto, súbitamente, el grito.
Descendiendo por las piernas abiertas, el grito.
Desfondándose en las sábanas, el grito.
Licuándose en las caderas duras como anclas, el grito.

Forzándose a salir, el grito.
Brutal, ojeroso, hondo, gutural
Onomatopéyico,
Negro, desentrañado,
el grito:
partido en dos,
hecho sangre,
voz de la víscera
palabra sin lugar en el diccionario.

HISTORIA DE UN AMOR

Cristina Peri Rossi

Para que yo pudiera amarte
los españoles tuvieron que conquistar América
y mis abuelos
huir de Génova en un barco de carga.

Para que yo pudiera amarte
Marx tuvo que escribir El Capital
y Neruda la Oda a Leningrado.

Para que yo pudiera amarte
en España hubo una guerra civil
y Lorca murió asesinado
después de haber viajado a Nueva York.

Para que yo pudiera amarte
Catulo se enamoró de Lesbia
y Romeo, de Julieta
Ingrid Bernand filmó Strómboli
y Pasolini, Los cien días de Saló.

Para que yo pudiera amarte
Luís Llach tuvo que cantar El Segadors
y Milva, los poemas de Bertolt Brecht.

Para que yo pudiera amarte
alguien tuvo que plantar un cerezo
en la tapia de tu casa
y Garibaldi pelear en Montevideo.

Para que yo pudiera amarte
las crisálidas se hicieron mariposas
y los generales tomaron el poder.

Para que yo pudiera amarte
tuve que huir en barco de la ciudad donde nací
y tú resistir a Franco.

Para que nos amáramos, al fin,
ocurrieron todas las cosas del mundo
Y desde que no nos amamos
Sólo existe un gran desorden.

Para conocer más de la vida y obra de Cristina Peri Rossi: https://poesiamaspoesia.com/164-poesia-mas-poesia-cristina-peri-rossi/

FUI DE COMPRAS CON MAMÁ

Norma Menassa

Era un día de sol,
salimos a la puerta pintada de verde junto a la que ella
le gustaba algunas veces retratarse.

Llevaba el vestido de florcitas multicolores que tanto me gustaba,
y el amplio de la falda volaba despacito con el viento.

Ella florida, en la dulzura de su juventud y yo pequeña,
llevada de su mano, atravesando las calles empedradas, irregulares,
testigos también de mi júbilo frente a las maravillas de esa tarde.

Mamá, mamá…,
la leche la he tomado, ya sabes que a veces no la quiero
como si ella encarnase la falta en la canela y su paso no acordase
   del todo en mi garganta con la premura que tenía de vivir esta
   salida inolvidable.

Los deberes los hice muy temprano, no me reproches más,
he apoyado el cuaderno sobre el hule, y desparramé los libros
   a mi alcance para saber de más, por la promesa que me hiciste
   de visitar ese país de maravillas donde vive mi infancia.

No te detengas más en esas tiendas asombrosas
llenas de vestidos y tacos altos, que papá ya te prohibió todos los espejos
para que el brillo del cristal no pudiera mirarte.

Mamá, mamá…,
y tironeaba hacia las vidrieras de juguetes prometidos que siempre
   ambicionaba.

Yo quiero una muñeca, o un trompo de cristal, o las tacitas de té
   para jugar a las visitas con las chicas de al lado.
Mamá, mamá…, me gusta esa muñeca, la de los ojos que se cierran,
no me gustan las que hablan, porque su voz metálica me asusta y el tono
   monocorde me recuerda al canario muerto en el fondo de la jaula.

¿No ves esa paloma que me sigue?, 
porqué no le dices que vuelva al palomar y
que me deje soñar en esta tarde volando en aeroplano,
ése que tiene un motor a cuerda y hélices que imitan un relámpago.

Ya se hunde el sol, no te detengas, mamá,
que tenemos que llegar a la avenida antes de que el ocaso hable con los
   árboles y las calles se llenen de sombras peligrosas, y no vea las flores
   del vestido y el pelo se me vuelva oscuro y esté otra vez la cena demorada.

Las horas danzan su fortuna, y estoy aquí, tomada de tu mano, arrastrándote
   en el tiempo inolvidable de esta alegría compartida llena de miel y soles,
   donde nos olvidamos de la compra, y terminamos sentadas en el parque
   comiendo los barquillos de un helado.

MUJER, SOLDADA DE MI PATRIA

Norma Menassa

Hermana, hoy me repliego en tus noches de asombrosas quimeras,

y te veo partir apenas amanecida la mañana,

con tu traje de olivas esparcidas en cementerios terrenales,

donde gimen corazones destrozados

por las luchas febriles que engalanan las patrias repartidas,

al Sur y al Norte, muy al norte de mi casa.

Fuego y amor marchando hacia la selva,

mi ardor vuelto gobierno de otros,

mi mujer empañada por las lágrimas

que nublan su mirada.

Estoy en ti desde el sudor que moja mi vergüenza

desde la llaga que me habita,

haciendo sueños con tintas e infinitos,

llavero de mi vida,

desde la que te nombro la dueña de mis llaves.

Partid, que yo he partido tantas veces

tratando de hacer desde mi doctoral oficio,

la causa y la raíz,

calcárea piedra penetrando sombras 

en busca de careas que no saben de otras caras

anomias de la guerra machacando el silencio

en medio de los nombres inventados

por la sentencia del sepulcro,

por el arduo trajín de la batalla y por tus hombres muertos.

Ignoro acaso el odio de este amor.

Ignoro que jamás rendiste cuentas de rodillas,

que las tardes y los hijos se dormían al ritmo de canciones, 

protestando como protesta el cobre americano

cuando Bolivia se alza en vuelo y carcomen

sus minas los falsarios

después de haber desabaratado

el brillo de la plata que impidió desprenderse del ocaso

a un arco que perdió su flecha y abanicó colores,

alejando tormentas para que las tinieblas repitan

esos sones que son los gritos de un ahogo

que sube por los tiempos enloquecidos

de conquistas capitales,

descifrando mal los decálogos de un Dios,

que dejó que no subieran las escalas

de un canto llano que aquietase el alma,

y la lesión fuera la carne estremecida por su propio furor,

haciendo historia.

Mujer soldada de mi patria,

te veo cabalgando en potros tus honores por defender la infamia.

Acabas de ponerme un poco de aflicción en mis espaldas,

pero tengo tus hombros, tu fusil, tu pedazo de pan,

y me doy cuenta que tu grito es un llanto de victoria

atado cual sermón a la barbarie.

Para conocer más sobre la vida y la obra de Norma Menassa: https://poesiamaspoesia.com/poesia-mas-poesia-3-enrique-molina-y-norma-menassa/

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