Como piedras
“Piedras que me aplastan
fuerte e inquebrantablemente”.
I
Al caminar por el bosque de ideas
me preguntaba
“¿es la quietud lo que busco o necesito olas de tsunamis para sentirme viva?”
De cualquier forma el agua… es refrescante.
Un barco en el océano
estaría perdido y aún así quieto.
Un bote esperaría la muerte
contando los atardeceres.
La muerte, perdición desconocida,
de pronto es una gran opción para este cansado andar.
No me reconforta la hierba que tocan mis pies.
¿Debo esperar a que la lluvia me ahogue?
Cada gota es diferente y me golpea en cada parte de mi cuerpo.
Alicientes algunas y otras, frías agujas.
Necesito salir de esta selva,
eso es seguro.
No se si por mucho caminar
o mucho desear…
Pero finalmente veo luz entre tantos troncos.
Suspiro de alivio.
¿Qué habré de encontrar?
II
Han pasado nueve años.
No fue agua ni fuego que me han sujetado a la vida,
Sino… piedras.
Felicidad y tristeza.
Enemigas eternas en el sentir,
compañeras perfectas para el vivir.
La rechazada y la amada.
Ambas me susurraron en aquel bosque.
No quería oír.
No podía.
Estaba asustada.
Me regalaron el deseo de vivir…
Como grandes piedras que anclan un barco
a la orilla de la vida,
pues ahora ahí habito,
en la orilla.
Temía tanto saltar y golpearme.
Saltar y romperme
en algo tan duro como piedras.
III
Nunca pensé convertirme en saltarina
Tenía el camino marcado hasta que no vi la ruta
y me refugié en aquel bosque
del que ya no pude salir.
Nunca observe el tiempo en el océano,
nunca saboreé el aroma del viento.
Nunca camine tanto sin mover con ritmo los pies.
He encontrado mis favoritas
y cuando deseo vuelvo a saltar en ellas.
Me he caído, me he golpeado y quebrado.
Tanto tiempo sin diversión.
Hoy salto sin mayor temor.
Amo estas poderosas piezas.
No solo ocupan un espacio de tiempo.
Ocupan mis cantos, poemas, mis bailes
y cada palabra que escribo o pronuncio.
Amo saltar de una en una
y sentir que en cualquier momento
tendré que retroceder o avanzar más rápido,
perderé el equilibrio y caeré.
Si mi corazón no fuera de carne
seguramente desearía que fuera de piedra..
Quiero sentir que salten almas por aquí.
Seguro les diría que el golpe
vale la pena y más aún, la risa.
Abbi
Como piedras
I
Son los duros del alma,
los expropiadores del pan y del vino,
son consonantes como piedras
que desnudan sus vocales
en la isla de Eolia
bajo las órdenes de Tifón…
Son los ladrones de diligencias
bajo sedas salvajes robadas en Constantinopla.
Con labios de elefante
sellan sus bocas con blanco marfil
Y de una selva convexa,
extraen el diamante, bruñendo
la esfera de mayo en decadencia.
II
Impedimentos sólidos: extensión de fina atmósfera,
inundada de soles, detienen sus maniobras
de escapada a paraísos invisibles,
en esta calle abierta a túneles de hormigas
que fabrican las francas cadenas de su nombre.
Sus filas con duende de espuma
hacen a su alrededor pasadizos,
como hilanderas que trazan los caminos
por la ruta de la seda
transformando la piedra en alma de trigo.
III
Es el sueño de los ámbares lucientes,
en un día de primavera,
deshuesando la aldea de los comepiedras.
Mariví Ávila
Comopiedras
Escribir aunque coma piedras.
En mi mesa hay cuarzos ígneos,
en los áridos terrones encuentro gélidos granitos,
la arenisca ciega el aljibe de mis ojos.
Con pizarra construyo un techo
que tenga iridiscencia de estrella
fortaleza de alcázar,
y sigo, y hallo piedras, guijarros, cantos rodados.
¿Y las traiciones? mármoles blancos, dureza cerril.
¿Y los amigos?¿ Dónde están esos momentos,
esos tragos de estrella,
esos saltos de nube?
Aleteante, montuno, el funanbulista sigue sobre el hilo,
el techo es ahora un océano constelado
a veces de cielos, a veces de zarpas,
que sangrantes,el corazón ahogan.
El equilibrista comepiedras,
de cuando en cuando,
logra mutar la roca dura
en una coincidencia de rubíes y turquesas.
Ana Barletta
Comopiedras
Atrapada en un cuadro de Menassa
Está la luna, el sol…
La sangre de mil guerras.
La oscuridad que encierra
el camino que cruza un pájaro perdido
hasta llegar al reencuentro de su nido.
Días de hazañas, buscando también
el alimento, llenando su pequeño estómago
de piedras.
Y miro y vuelvo a mirar el cuadro
titulado reflejos en el agua.
Y encuentro mi silueta también allí atrapada
Y comopiedras por la impotencia de
estar fuera y no dentro de ese vals imaginario
en la mente del maestro.
Y quiero volar persiguiendo sus colores
hasta pisar en el mar
de todos mis deseos
por encima de mis huellas pasadas
y futuras.
Mientras logre permanecer
abstracta en
la vida que ofrece
esta conjunción
de perfecciones
comopiedras.
Dolores Granados
Comopiedras
Hay un punto de fuga
en la linea del horizonte.
Minúsculo resquicio
donde tirar
-al otro lado-
la basura que acumula el hombre.
Donde lo malo y lo mezquino,
se nombran,
se exorcizan.
Somos sacos de escombros,
restos de otras batallas.
La máquina
necesita alimentarse
y deja desperdicios humanos
a su paso.
Cadáveres vivientes
incapaces de enhebrar
un solo sueño nuevo.
Caminante,
ese punto de fuga, ¡salva!
Al llegar al aparato «Comopiedras»
descarga tu mochila,
¡vive!
¡vive!
Mariana G Guschmer
COMOPIEDRAS
Inamovibles
Comopiedras
Cantar por cantar
Danzar por danzar.
Ya no seremos los mismos
Se rompieron las paredes
Se abrieron los cerrojos.
Y las lágrimas
No fueron más dolor
Lágrimas, riego por goteo
Partieron la roca
Y ahora estoy aquí
Arrebatándole un verso a la vida.
Cantar para amar
Llorar para alzar el alma
De putrefactos miedos,
Reír para amar
Besar con labios de perdón
Mirar con ojos de olvido
Vacíos de memoria.
Mi alma tuya
Él: mío y de todos.
Ya no seré roca
De carne y espíritu
Como piedra, solo la dignidad.
Arelis Juárez
Comopiedras
“Sonora carcajada abierta de la muerte,
ruidos como de sedas partiéndose en el mar.”
MIGUEL OSCAR MENASSA
Comopiedras en un precipicio
pensamientos
estruendos que pausan
inventando caminos
ruedan
chocando
desvíos incalculables.
Canción que retumba
destemplados violines
vertiginosa caída
voz gutural
insondables instrumentos
tiemblo al escuchar.
Terror inescrutable
niebla
noches intermitentes
vestidas de espanto
caminan descalzos en sombras
fantasmas
murmurando
vacíos infinitos
crueles e impacientes enemigos.
Me dejo caer en en el apetito voraz
de sus oscuros acantilados.
Jeil Parra
Como piedras
Replegadas como piedras en la mar, húmeda negrura,
las palabras se estampan como olas en plena tempestad.
Caracolas soñando con verbos hablantes,
soplan como el viento marino
el resto de la carne que los vio nacer.
Una brisa de versos llega al amanecer
estremeciendo violines,
caravanas de cantares
y yambes al frente ¡Oh, poeta!
hicieron nuestra voz
el cielo.
El propio pueblo.
Mujeres y hombres,
niños y ancianos
junto a la luna,
la luna y estrellas de palabras,
húmeda negrura
Iluminando al que vendrá.
Jazzcinthya Irais Chaparro Medina