Soy una más
El que huye un día se detendrá.
Respiro por esa herida, soy una más,
herida que no cesa de sangrar,
rosa cárdena, cauce
que sobre tierra feraz
no cesa de brotar.
Esas manos que cubrían todo mi cuerpo,
esas manos,
diminuto cuerpo,
frondas luminosas para mis pálidos ojillos.
¡Muerte es una palabra más!
¡Oh! muerte enamorada
que me permitió el hallazgo,
el arrebol de latidos.
No huyas, me dijo y te daré la vida
subirás a las más altas cimas.
Serás ese cóndor que observa la traición,
el engaño, la injusticia.
Atravesarás grandes borrascas,
verás, ser una más de la cadena humana
te somete y te libera.
Esas manos que cubrían el universo, ahora que soy una más,
ahora que no huyo,
esas manos son las de la poesía,
las manos trabajadoras que nos unen.
Ana Barletta
Soy una más
Soy una más
una, que va por la vida intentando sobrevivir
incalculables desdichas
errores, donde me rompo tantas veces
Un disfraz
intentando cambiar mi destino
anunciando y construyendo nuevos caminos
aprendo a trabajar
aprendo el arte del amor
Porque él, no sé nada
Mi vida matiz de luces
anuncios de neón me guían
de apagones que no entienden
continuar el viaje, ese es mi deber
Tantos trenes
¿Cuál tomar?
y no perderme sin caer en el abismo
Trazar nuevos trayectos
siendo una más
que no está sola
Poesía, tú me tiendes el camino
me das tus palabras
y me enseñas que sin ti
la vida, sería un sendero sin luz
sin avisos de neón
sin alegrías.
Jeil Parra
Soy una más
Como una nube sin dueño,
intentando el azul de tu voz,
lloveré mi sendero de palabras,
para sumergirme en ese cielo
construido entre todas.
Me rindo, no lucho más contra lo
humano, soy el dibujo de una flama anfibia,
sumergida en este lenguaje
que nos une entre cadenas,
una más seducida por un brillo
de eslabones de musgo maleable,
prendida a su alfombra de sueños posibles,
con la incertidumbre de una mortal.
Palabras comepiedras en diversas direcciones
sondeo de candiles de correos,
simientes de luceros en buzones,
telares de asfalto,
carreras de mar en los balcones,
parcelas de lustrado bronce minero
en esta alianza de plumas con medallas
del mundo en maniobras de poetas.
Conquistaré nuevas tierras
entre libros sencillos y frases complejas
de galeno letrado
ilustrando este cráter de luna volcánica
acuñado desde Urano y sus ojos de espiga.
Dispersaré esas notas, enigmas y compases;
aspirando la música que bordada a tu voz,
en palabras nunca pronunciadas
es distinta entre otras.
Mariví Ávila Vegue
Soy una más
Cuando el sol despunta al alba
abro mi ventana
y hago míos sus primeros rayos.
Rayos matutinos ¡dadores de vida!
y grito con mis ojos al viento:
¡Soy una más!
Soy una más, que amando
el sol de tus pupilas
guarda el destello
durante todo el día
¡Soy una más!
que ama la caricia del viento
y se cobija por las noches
con la luminiscencia estelar.
Me duermo y me despierto
con tu preciosa luz de fuego,
con tu hechizo lunar
convertido en destello matutino
que no cesa de brillar.
Quédate conmigo
Estrella fulgurante,
y susúrrame al oído que
¡Soy una más!
Dolores Granados
Soy una más
Los Registros de Ciudadanos
En cada país
Dan fe de la existencia
Nuevos nacimientos,
Adquisiciones de derechos
Adquisiciones de Obligaciones
Adquisiciones de Deudas.
La realidad nos espera
Y ahí va uno por la vida
Creyéndose solvente,
Sintiéndose digno,
Y la vida… La vida bella!
Nos ha dado tanto:
Vamos de paseo por la naturaleza
Vamos y nos enseñará:
Las Flores agradecen con su hermosura
Los animales, retribuyen y enseñan sin hablar
Miren a los pájaros y sus cantos
Himnos a la vida
Mensajeros del tiempo.
Y el hombre…
Ahhh el hombre
Con ansia sin igual
Gritos y protestas
Sus guerras y su amor al amor.
Vamos hombres, mujeres y niños
Soy una más
y tú, uno mas
Hagamos una cadena grande
Que sostenga la tierra
Y en un abrazo indestructible
Lejos de encapsularla para dormir
La despertemos,
Y en un trabajo al unísono
Transformemos este vaivén de locos,
No en el edén
Aquel castigado por un saber,
En este, que no queremos cambiar nada
Atreviéndonos a escribirlo todo.
Arelis Juárez
Soy una más
Soy una más
Una más, menos de ocho mil.
Cinco, cien
o diez si quieres.
Soy la que pateó
la puerta de dolor.
Soy la que tomó el cuchillo
para evitarlo.
Soy la que cantó el himno con la bandera
en la escuela.
Soy la que tomó el avión
con beca entera hasta Inglaterra.
Soy una más
menos de cien
y noventa y nueve
que le rezan al nueve
sin saber que existe un seis.
Soy la mujer de familia
que hornea queques los viernes.
Soy la quinceañera volada
que bebió la botella y más no le queda.
Si abro bien los ojos,
si alcanzo a oler todos los aromas,
si mis manos están dispuestas a sujetar,
si mis oídos comprenden más de lo que oyen,
si mi boca está dispuesta a endulzar
más que a saborear.
Si soy humana…
pues entonces
soy, sola y abundantemente,
una más.
Abbi
Soy una más
Pienso en las hormigas,
bichitos panzones
y diferentes
-cientos, miles,
distintos, de colores y tamaños-
que aparecen en la casa.
Cada primavera anuncian,
el verano,
sin rendirse.
Sabias, milenarias trabajadoras,
incansables.
Aparecen en cualquier rincón.
Después de un agujero tapado,
fabrican otro.
Cada miga es un festín,
y el suelo,
delator sin intención,
las deja a expensas
de cualquier depredador.
Cada primavera
cuando aparecen,
pienso en la naturaleza
pienso en su lugar
y en el mío.
En la inmensidad.
Cada primavera
pienso que la casa
está sostenida
por las espaldas frágiles
de las hormigas,
está plantada
sobre infinitos túneles
perfectamente diseñados
por unos seres minúsculos.
Acaso son eso:
un espejo de la humanidad.
Es la mirada la que da la talla.
Somos hormigas y gigantes.
Somos una más,
solo depende de su lugar,
y del mío.
Mariana G. Guschmer