Selección de poetas consagrados 2022.01.22

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Del libro «Yo pecador» de Miguel Oscar Menassa

http://www.miguelmenassa.com/poesia/1975/portada.htm


OTRA

Ámame con la violencia de las amantes griegas 
que suelen perfumadas esperar a sus hombres 
en pequeñas alcobas de tierra en las colinas 
porque tengo en el alma profunda una tristeza.

Ámame con la esperanza de los sacerdotes fenicios 
que solían navegar junto a sus fieles 
en alocados mares de variados colores 
porque tengo en la mirada serena una tristeza.

Ámame con la furia de los famosos tigres de bengala 
que suelen silenciosos esperar a sus presas 
en sospechosas guaridas en medio de la selva 
porque tengo en la boca sedienta una tristeza.

SALVE I O MARIA LA LOCA

Para recordar reúno las palabras 
de la alegría de otros tiempos
                                           tu cara de mujer. 
Vivías simplemente en el cordón de la vereda 
con tus pies bañados por el agua podrida de la calle 
y el corazón
violento corazón donde mis años corrían lentamente.

Te llamaban la loca María
María la bruja
María la que alojaba en su mirada 
el tiempo de morir.
Aquella opaca y misteriosa señora
que tenía en sus brazos ágiles bailarinas.

Como una maga María, como una dulce maga 
encantabas mis sueños infantiles
y arrojabas en mis desolados castillos, tu presencia.


EN MI ESTABA LA FURIA

Abriendo los candados de mi pecho
nos encontrábamos con ella haciendo pruebas 
tratando de saber.
                           El, solía preocuparse
de regar por las tardes, sereno, la magnolia.

Ella hablaba de menos y al parecer 
los días de niebla en plena calle 
abría sus ojos para iluminar 
a quienes ya nada tenían que perder. 
Manso como la muerte
                                  él
tenía treinta y cuatro años y una vida violenta 
hacía versos y decía: pertenezco al pasado.

En mi pecho, en medio de mi pecho 
rompiendo definitivamente la puerta cancel 
que me separa de ella, podemos verla practicar
peligrosas jugadas de ajedrez y tiro al blanco. 
Él, sabe que tantos preparativos son para la guerra 
y sin embargo
le propone a ella, en medio de mi pecho, un extraño 
                                                                   [festín.

LOS INOCENTES

Los inocentes vienen a preguntar 
todos los días 
a cuántas personas deben matar 
para transformarse en asesinos.

Cuando preguntan
sus ojos
brillan de una manera especial.

Los inocentes y los asesinos se parecen 
en el brillo especial de sus miradas.

MANIFIESTO

Albatros, albatros celestiales cantores de mis penas. 
Sufro porque no conozco el África Negra 
porque nunca vi brillar en la espesura de la niebla 
diamantes o rubíes o flores escarlatas.
Sufro por el dolor de las mujeres 
completando su ser en mi mirada.
Por mis hermanos muertos
de los que sólo cuatro murieron en la guerra 
el resto murió al amanecer 
de tanto hacer la paz por las cantinas sucias 
empolvadas de mierda o de los suaves olores del orín. 
Me place mirar a las mujeres.
Me placen las llanuras
allí donde mi amada -potranca azul-
tiende definitivamente su cuerpo al viento y sacia su sed. 
Amo yerbas y especias orientales 
cálidos aromas
que no diré que me recuerdan precisamente mi infancia 
pero sí la infancia de mi padre.
Infancia de los cuentos donde siempre hay un sabio 
bajo forma de niño, de loco o de cantor.
Porque no quiero que me devuelvan regalos 
ni ninguna de las fortunas concedidas.
Porque quiero leer tranquilamente
en el balcón de mi casa mis poemas. Besar tranquilamente
los senos de mi mujer en las cuatro estaciones del año.
Porque de nada me separo y a nada me adhiero. 
Porque cada movimiento será sin lugar a dudas 
un movimiento completo que gozará de incompletud 
para que no le sea preciso detenerse.
Porque cada vida será porque en el principio fue la muerte
y será completa e infinita hasta morir.
Porque buscar, buscar eternamente no carece de nada.
Tengo y lo sé, esa es la verdad.

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