Descubro un tiempo
Tiempo sin recato y sin reloj.
Mario Benedetti.
Le rogué que se apresurara, “dijo: no”
Otra vez le pedí que se detuviera, “dijo: no”
Creyendo que estaba en un reloj
Sus agujas quise estancar
Por abrazar un amor, también “dijo: no”
Y me dijo que no
Al querer impedir un crecimiento.
Me enseñó tantas cosas
Hasta que el amor, es libertad.
Sabio y gran maestro
Como tú solo,
Silente, compasivo e irrefrenable
Posees la gran verdad de la vida
Inicio y fin
Transcurren a través de ti.
Lo he comprendido
Si se convierte en materia
Lo habré construido.
Habremos de decir entonces:
Descubrimos un tiempo:
El tiempo de lo que fuimos,
Lo que ahora somos
Y una bienvenida a lo que seremos
Agradecidos por la herida
Que permitiera la luz
La oportunidad de ser
Nada más y nada menos:
Que otros!
Arelis Juárez
Descubro un tiempo
El sol penetra mis pupilas
sus rayos traspasan la memoria
y me invade la nostalgia de otra vida…
De otro tiempo…
Y por un instante mis manos vuelven a ser
las de una niña
y así, sumergida en mi letargo
me quedo todo el día.
Hasta que vuelves tú
estrella fulgurante de mis noches,
con tu luz segadora
más que todos los soles matutinos.
Y te veo más brillante
que los rayos más severos
penetrando de luz todo mi cuerpo.
Guiando mis pasos al compás
de los tuyos allá arriba,
hermoso y cadencioso
movimiento estelar
¡Brillo nocturno,
guardián de pensamientos!
¡Ay! Estrella fulgurante
a través del brillo incandescente
que desprendes, descubro un tiempo
que no tengo para admirarte, para que
cada noche como brillas tú en lo alto
¡Pueda yo reflejar mi alma en tu destello!
Dolores Granados
Descubro un tiempo
Cuarto intento
“Vi cómo los perfiles del tiempo
se posaban levemente en mi piel
dejando una marca.”
Miguel Oscar Menassa
Descubro un tiempo
donde ya no puedo distinguir mis huellas en la arena
Donde las cicatrices, ya no duelen
evidencia de crueles batallas.
Guerra a muerte
frontales enemigos,
donde la piedad se discurría
como la cera
luego de unas horas.
La luz de pronto, dejaba de ser luz
para convertirse en tinieblas
se enceguecían mis ojos
hálitos suspiros acompañaban mi dolor.
Creciendo entre rocas,
a la orilla del océano
las fuertes olas golpean naufragio
en aguas turbulentas
sigo los consejos de grandes maestros
a no temer a las mareas.
En el mar embravecido
no ir en contra,
estar sereno, inmóvil
evitar ser arrastrado
la vida, esa es un suspiro
el tiempo, lento enemigo.
Descubro un tiempo
tenue
olor a brisa de mar
territorio desconocido
espejos que devuelven
imágenes distorsionadas.
Jeil Parra
Descubro un tiempo
Me dejo llevar por un tiempo fragante,
compañero libro, amada letra.
Esa que hace que la ventana se pinte de azul,
que el cielo pueda ser a cuadros,
que la flor suba una escalera y se ofrezca lujuriosa a mi boca.
Un cuerpo de palabras labro,
a mis manos lleguen aquellos vientos
que arrancaban corazones.
A mis ojos alcancen los susurros
de muchedumbre desesperada.
Los abrazos serán de punto y coma,
aborrascar los oídos con verbos y adjetivos,
uvas cosechadas en un antiguo aljibe.
¡Allí están, siempre alborozaron mis pasos de caminante,
aunque ahora, descubro un tiempo….!
Ana Barletta
Descubro un tiempo
Descubro un tiempo hermoso
para escribir,
entre las páginas de angustia
Que circundan mis caderas
Y la grasa abdominal,
Entre el deseo de escribir y
el de seguir durmiendo.
Cenizas sulfurosas
que recuerdan tiempos de incendios y se espantan,
En el sueño vespertino
Descubro un tiempo silencioso
de arena entumecida,
Entre camisones floridos
de canela y calma.
Humo de formas voluptuosas y sonrientes
se deshojan rojas,
Descubro un ratón,
Descubro un diente,
Descubro una danza entre las letras
Y las llamas que palpitan,
Cigarrillo ardiente de acidez ahíta
Y párpado cerrado,
Consumido y retraído
A la iniquidad impertinente.
Maullidos que retuercen
los suspiros y los gritos
en giros negros,
diluido en aceite y sueños
descubro un lienzo,
Frágil y lívido
con anhelos de volver a la poesía,
Suspiro de oro,
y cuando nada refleja mi imagen,
Vuelo.
Tonantzin Rodriguez
Descubro un tiempo
Descubro un tiempo
en la pupila que se abre y cierra.
Con el sol
y en el momento
preciso,
ante la guillotina que cae,
me deslizo
por el laberinto interior
de tu mirada.
Me llevan los vientos
las escaleras infinitas desafiando la gravedad,
voy por oscuridades relucientes,
por puntos que no unen más
que líneas curvadas.
Echando por tierra
todas las certezas del universo.
En el submundo troquelado,
labrado a sangre y fuego
por el soplete cantador,
despierta la bestia
con ojos neonatos:
se vuelve un ser de dulzura repelente.
Algo hay detrás
algo que no es claro:
un fantasma circunspecto
que invita al te,
que nunca llega.
Mariana G. Guschmer