Las inocentes
Las inocentes suben la montaña
Van muy risueñas
Van amando
No temen de su opresor
Le conocen
Juegan a su estrategia.
Las inocentes saben a dónde van
Pero callan
Un sonido puede despertar
Al feroz poderío,
No le miran
… (es mejor así)
Las inocentes saben amar
Su propósito lo tienen claro
Ríen en su soledad.
De regreso por la montaña
Han llenado sus cántaros
Con alegría riegan sus siembras
Las ven crecer
Las podan
Saben perfectamente
Que un día de alegría
Recogerán la cosecha.
Llenas de regocijo
Por lo que soportaron
Recordarán aquella montaña
Sus flores silvestres,
Las gaviotas que cantaban
Acompañando la danza
Una larga caminata
Y brindarán
Brindarán por su inocencia!
Arelis Juárez
La llegada
Disculpame querida amiga por no verte a los ojos.
Solo puedo mirar al suelo pues aun me cuesta reconocerte.
Se que haz dejado huella en la memoria de miles.
Se que haz tocado su vida sin verles de frente.
Pasaste sin avisar y no estaba lista para invitarte a cenar.
Nadie supo y solamente te dejamos entrar.
Nuestra casa está de cabeza todavía.
Las luces son tenues pero funcionan.
Cuando tenemos coraje nos encargamos de que brillen con esplendor.
Gracias por ser compasiva y aceptar este caos de recuerdos, dolores y nostalgias.
Olvidé tu recomendación última.
Es que no son suficientes tus visitas y por ello, es eterno clamar por tu presencia en silencio.
Querida amiga, del mundo compañía.
Disculpa por olvidar tu existencia.
Somos ingratos.
Si no fuera por ti
No existiría el sabor de vivir.
Te espero más tarde.
Solo te pido que cuando llegues y sea el turno de andar a tu lado,
pídele a Vida que abrace fuerte a quienes más amo.
Abbi
La culpa
Por instantes el mundo real se aleja
y vemos nuestra vida sometida a vivirla
sin color, sin el bullicio de la gente
buscando lo imposible en las calles.
Hoy entregamos nuestra vida a la pantalla,
sin una noche de plenitud real,
sin una ciudad con gente pasajera.
Y al ver la noche con tantas estrellas
me siento culpable por admirarlas,
culpable de no haber vivido lo bastante
antes de este miedo a los abrazos.
Y salgo y bailo con la música
que dibujan en el cielo todas ellas.
Y en mi mente nacen
y mueren frases…
Palabras perdidas como tantas vidas
que se van con las palabras
que hoy no se han escrito.
La culpa se vuelve sentimiento…
Y siento no tener hoja en mano
que permita describir
nuestra propia incertidumbre.
Sería más sensato escribir sobre esta tela
que aparta mi sonrisa.
Pues quizá no haya papel que alcance
Para escribir sobre los miedos
y transformarlos en deseos.
Hoy solo pido una noche sin sueño,
para no sentir la culpa de estar viva
para poder quedarme aquí
bajo este cielo estrellado.
Dolores Granados
En mi continuo andar
En mi continuo andar
después de un tiempo
volveremos a encontrarnos
alondras, gaviotas, golondrinas
dulces soñadoras
escribiendo la vida
escribiendo el andar
Abriendo caminos
con palabras de sedas iluminadas
luciérnagas infinitas
abejas que
trabajan sin parar
tejen cada palabra
hasta armar un panal
y la miel corre
brota dulce
atravesando el trayecto
Otro encuentro
no sé cómo será
pero me llena de emoción
estar
oír las delicadas voces
con cantos llenos
de las más bella poesía
poesía que canta vida
en el campo lleno de bellas flores
perfumadas y silvestres.
Jeil Parra
Fin de vacaciones
Éramos mar y ola
voz y canto
un entretejido azul y
nubes blancas escritas a mano,
un instante aquí
otra hora allá
sin rastro
sin castillos en la frente
un paraíso de fuentes invisibles
vertientes insurgentes
para acompañarte en el camino.
¡Buen viaje, amigo!
Jazzcinthya Irais Chaparro Medina
Después
Hay luz
en la acera ancha del tiempo.
Una ventana en el cielo
da paso a la noria,
a la mirada infinita, concéntrica
que despliega todos los colores
hasta el horizonte.
Todos los verdes,
todas las formas
rozando el mar
se desvanecen en un vuelo
ensordecedor.
Habito una dimensión líquida
que se escurre entre las manos
y toma la medida del tiempo
sin medida.
Somos el tiempo,
lo que hacemos de él,
somos la mirada.
La longitud del tiempo
depende de la colección de sonrisas,
de besos dados,
de las compañías,
de poder fabricar el elemento que lo contenga.
Habito un instante,
un momento
en el que juego al pinpon
con los espejos.
Les pregunto y me contestan;
me miran y los miro;
me escondo y se esconden.
Descubro un tiempo
en el que levito
a 3 cm del suelo
porque entendí que el viaje es uno,
que los amaneceres despiertan amores
y la obstinación cuesta caro.
Habito una página sin número en el calendario
y dudo del espejismo,
porque nada hay que darlo por sentado,
porque somos cometas en el aire
y cada farola se enciende por la noche,
distinta a la anterior.
Porque todo permanece
pero muta.
Porque cada segundo la Tierra
está en otra parte;
porque el mundo se hace pequeño y grande
como mis pulmones:
si inspiro profundo
todo se repliega
y, luego, nace al exhalar.
El tiempo,
como el agua,
tiene la medida de las cosas buenas
y de las malas cuando acaban.
Somos tiempo.
Somos agua.
Somos semilla que regamos
cada día
y con la que jugamos
al pin pon.
Mariana G. Guschmer