Hay una locura
Todos los días camino sin vacilar
en la misma dirección.
Pasos incesantes que desean buscar
un nuevo rumbo.
Tiempo sin tiempo para vivir una vida
en la que las horas nunca alcanzan
para lograr traspasar el muro.
Hay una locura que traspasa el espejo
en el que me miro a diario.
Voces que me indican
la ruta de un nuevo camino
que estoy a punto de tener que recorrer
aunque no sepa cómo.
Hay una locura deliciosa
como remolino de viento
esperando aterrizar en otro lado.
… Y estoy aquí ante mi espejo
enloqueciendo de ganas
por entrar a esa nueva dimensión
a la que me llevará la vida.
Hay una locura
transformada en cambios
esperando verme,
en vez de una muerte.
Dolores Granados
Entre Madrid y Asturias
Hay una locura
Hay una locura
semejante locura,
arrolladora y fugaz
mariposa
que revolotea sobre la copa
de un árbol
marchito que va cayendo.
Abismal intensidad
que avasalla los sentidos
como potro que comienza a galopar.
La suma de un montón de errores
de esos errores,
incalculables errores
reposan
sobre un cuerpo que sucumbe
ante el delirio del
desasosiego.
Bruma
colmada de voces
de ojos que miran fijamente
a ese cuerpo
corrompido
que más allá de la luna
sueña.
La gente como la espuma
nada se vuelve,
nada
caricia que envuelve un simulacro
martillo que golpea
y rompe
dejando la huella de un dolor
Infame.
Sucumbo
en lo más profundo
de un foso
donde reposan viejas osamentas.
Cataratas sangrantes
que al caer desbordan
ríos
donde no sobrevive nadie.
JEIL PARRA
HAY UNA LOCURA
Hay una locura
Una llamada Bi
Y canta noche a noche
Sola a veces y acompañada también
Baila con vestidos y tacones.
Aplausos espera y recibe.
Sueña y vuela.
No es nadie en el día.
Es el alguien que otros desprecian.
Ese a quien todos temen
porque no conocen.
No conocen el desborde,
La pérdida y el duelo insaciable.
Esos que le temen al dolor,
esos que proclaman por su salvador.
Hay una locura
cantante, danzante y andante.
No para porque si lo hace
el universo reclama.
Si no das un paso
el mundo se detiene,
tu locura muere.
¡No duelas lo que quieres!
Mírala gozar en la vida
con pánico y asombro.
Libera su paso
y que te guíe en la selva de altibajos.
¡Canto! ¡bailo! ¡siento!
¡Hay una locura aquí dentro!
Y no se la toca.
Si existe es
porque… la misma vida
es.
Abigail Segales.
Hay un sueño
Hay un sueño, herida,
gota de sangre,
instante con sombrero.
Lago temprano que recibe a Narciso
en sus aguas vibrantes,
que construye deseos, alboradas de anhelos.
Entre párvulos perfumes, la niña soñaba,
encendía viajes y esperanzas,
inventaba fuegos, albergaba sombras.
En sueños, esta niña aleteaba cándidos encuentros,
en sueños ella era una ninfa, hija de Zeus y
acunada por Poseidón, Afrodita enviaba sus heraldos.
En un titilar de nubes espejean los sueños,
lágrimas de brillo furtivo,
algodoncitos de vida, buscando un sitio en el sol.
Ana Barletta
Hay una locura
A ciegas, una mujer y otra mujer y otra mujer
tendidas en las alturas de la nada.
Un café con leche, un cortado y otro con hielo.
La nada rubia.
La nada negra.
La nada malagueña.
Una frase desesperada.
Un decir a la cara.
El tiempo del amor.
Verdad
Locura
Habla,
Parecidos diferenciados abiertamente
A veces, lo que pasa en el cuerpo, es solo primavera,
Un fuego incandecente desprendiendo la corteza
crujidos en el aullido sin brazos partiendo el dolor,
concavidades del otoño para recibir el invierno de los astros.
Uno para otro
toma la palabra,
y pintura diluye sus cuerpos
canto pasea su voz
baile enamorado de la belleza del poema
un matrimonio tripartito y onírico
realismo psíquico materializando el futuro anterior.
En 3 azares, hay una locura
repartida.
Jazzcinthya Irais Chaparro Medina
Hay una locura
Como cadenas nos unimos,
como engranajes avanzamos,
mitosis humana
hacia el infinito, vamos.
La polisemia del verbo
inundando los océanos
y, por ahí, niños
sufriendo su porvenir.
Hay una locura deslumbrante,
magia de la humanidad
que ilumina
y, de pronto, nos salva
dando esperanzas a unos pocos,
obsequiando
energía para planear la alternativa
y pedir el indulto
de aquella utopia encarcelada.
Locura como trampolín,
como punto de partida,
como elección
o, simplemente,
como síntoma.
Locura subversiva
parapeto (salvador)
de las doctrinas más amargas.
Locura edificante,
practicante de una veracidad
cambiante,
de colores transeuntes
y sonidos fulgurantes.
Locura de galera
que invita a la carcajada
anaranjada.
Locura sabia,
conocedora de que el barco
se hunde
a la velocidad prevista.
Mariana G. Guschmer
Hay una locura (Antepasados)
Cuando pienso en mis antepasados, O en mis ancestros,
Pienso en vampiros,
No se por qué,
tal vez por la sangre, por la vida,
La inmortalidad
O el tiempo,
Esa inmortalidad tan aparente en la que los rayos del sol Podrían reducirme a cenizas
O aquella estaca en el corazón que volverá a dejar sin latidos tu corazón de no muerto.
la palidez
O los colmillos,
este gusto mío por permanecer Despierta en el arrullo de la noche, me hacen sospechar
que provengo de genes vampíricos.
Cuando yo los conocí
mis padres ya no se amaban,
En medio del mar me pescaron un día, los labios sangrando
Y los ojos muy abiertos
4000 temblores
han sacudido mis huesos
Y dejado por los suelos
Igual vidrios que floreros,
todo ha caído y yace confundido, Como de la mano de un gigante que un día nos dejó caer
como semillas
en cualquier parte,
Semillas que germinan en el viento y en la voz,
Semillas de agua,
De cualquier cosa.
Hay una locura
en el café de esta mañana, en el perfume y en la charla De las flores
que derraman sus sonrisas
a través de las ventanas, Pétalos rojos de alegría,
Hay una locura en amar el sol y sin embargo,
Pasar los días
Encerrada en el ataúd de
mi recámara
Con las cortinas cerradas
Por mí no siento
el caminar de los años,
Salvo cuando en el espejo
Miro mi reflejo,
Los vampiros no tienen sombra, así es que nunca se,
cuando es mi abuela
la que se asoma.
Como salidos de un libro
que nadie sabe quien escribió Pudimos surgir de un parpadeo, De un huevo,
O hace mil años
En este cuento,
con el tiempo del relato
En nuestros cuerpos,
Telúricos capítulos
Revolotean en mi cerebro, Puedo sentir el aletear
De mis ancestros
con sus alas de murciélago.
A través de una enorme Herida en la pared
Se escurrieron los espíritus, cesárea inmensa de la casa en que nacimos,
Se produjo después
de un terremoto
Pero se fue formando
con cuatrocientos
sismos previos y pequeños.
Los hombres bebemos y comemos, Tomamos la vida de otros cuerpos. Pero en general,
Nos horroriza la antropofagia
y la hematofagia,
Quisiera ahora, entonces, fusionarme con las plantas, Hacer la fotosíntesis
a mis anchas,
¿de qué se alimentaron
Los vampiros de mi infancia? de mi savia,
Ahora que soy planta,
Mi sangre verde infecta
a mis vampiros,
Mis antepasados me asustan y me dan rabia,
Llenos sean de gracia,
Y redimidos con
La sangre de las plantas, Beban los rayos del sol sintetizados en mi savia, y descansen en paz,
su nieta es vegetariana, el terror de las plantas.
Hay una locura
en el eclipse de luna,
hay una hoguera
de bombones dulces
que se derriten en mi corazón hay una locura que todo lo cura, continúo escribiendo
e invoco al amor,
Abrir la boca,
que escapen los fantasmas
que en mi bazo se quejan aprisionados entre mis costillas Y mi corazón,
me lleno de ternura
en medio del fuego
Converso con mis ancestros
y con mis amores viejos
como una loca
Salgo en medio de la noche para observar el cielo, ladridos de perros
gallinas confundidas
y motores,
Robar un dátil de la cocina Evocar el mundo árabe. Los poemas se confunden Y se entremezclan
En medio de la cocina
Con las especias,
Es extraño hilvanar
Las palabras de ayer
Con las palabras de hoy Preparar un guiso con ellas Antes del amanecer
Cada poema merece lo mejor de mí, Y lo mejor de mí, es mi padre, Porque está vivo
Porque respira cerca de mí
Por que lo escucho
en el sonar de los trastes en los que cocina, Porque lo escucho en las noticias
que escucha todos los días
con el café de la mañana
Y que a mi no me interesan nada,
Porque nada de lo que yo buscaba
lo iba a encontrar
en donde yo pensaba que estaba
Porque sólo quiero quedarme vacía
y escuchar hasta donde me de la vida a mi padre en la cocina,
eso es la paz.
Tonantzin Rodriguez
Hay una locura…
Hay una locura
Cuerpo sin amor
Cuerpo vicioso de besos
Apasionado de la soledad.
Deseos de pertenecer
Dan forma a un nuevo cuerpo
El cuerpo del amor
Que se funde con el calor de la poesía.
Ella que está dispuesta siempre
Abraza lo indecible
Sostiene la lucha, la causa
La Victoria y hasta la pérdida.
Todo vacío, ella es capaz de llenarlo
No le teme a nada y a nadie
Compasiva del alma silente
Espera pacientemente
Nuestra entrega y sometimiento
Porque el fin de la locura
Es el punto preciso
En el verso que bautiza a un nuevo poeta.
Arelis Juárez.