Si no te cuidas, te aplastarán
El trabajo transforma la realidad,
aventando anhelos,
serenando ansiedades
inextinguible trabajo humano.
Llamarada, cuando clavas tus pupilas de larga cabellera
en el azul cielo líquido
puedes convertir lo más oscuro y deforme,
en un brocado de helechos, juncal fronda refugio
Égida portentosa que cuida aquello que se cuida,
hornero trabajador construyendo un nido
soy un lirio hecho canto,
soy aquella hormiga que no se dejará pisar.
Ana Barletta.
Si me dejo pisar, me aplastarán
Si me dejo pisar, me aplastarán,
dijo la hormiga al ver pasar a la jauría.
Se acerca el invierno,
para los romanos
raíces del derecho,
frutales de dioses nácar.
Se acerca el invierno,
el imperio cae, cristales de hielo.
El papel moneda agoniza,
combustiones a grados crecientes.
Nacen criptomonedas del ‘
oro y la confianza.
Cadenas cuerpo a cuerpo.
Los bancos se hunden,
banqueros al espacio, ¿salvavidas?
Recursos naturales comercializan pueblos originarios,
las batallas de América, sin rodillas.
la nueva gobernanza permite la caza entre asesinos.
Se acerca el invierno.
Mineros y nuevas tecnologías
abastecen a la comunidad;
nosotros al hormiguero.
Jazzcinthya Irais Chaparrro Medina
Si me dejo pisar, me aplastarán
El hombre cual hormiga obrera
surge de sus guaridas
se esfuerza, se cae, se levanta
es en ese laborar
donde pone de manifesto sus dudas
seré aplastado?
seré enaltecido?
NINGUNO DE LOS DOS
puso la hormiga una hija verde
sobre sus hombros
con ella se cubre
del frío y la lluvia
del calor, la sed y del hambre.
En esta hoja hay sabiduría
es la hoja del que no se ha dejado aplastar
del que no se ha dejado pisar,
se levanta, sacude sus manos
y contra el frío y el hambre de los pueblos
se deja leer
y en una file de hormigas diferentes
avanza
quiere que vengan otros
Vengan, Vengan!!!
Sólo aquí no nos aplastarán.
Arelis Juárez.
Si me dejo pisar, me aplastarán
(Tercer intento)
Pantomima brillante,
luces teatrales,
dispongo mi cuerpo
con bestialidad obscena
en un mundo, donde la crueldad reina.
Caí de un lugar muy alto,
obscuro,
cálido,
donde el descanso
era por ley,
lo impenetrable.
Luciérnaga de luz
bicho en la oscuridad
belleza mórbida y espectral.
Vivo
en el abismo profano
de un destierro infinito,
aúllo como loba
bajo la luna llena,
devoro carroña
de cuerpos sangrantes.
Bestia humana,
animal feroz,
impulso mortal,
sin dios,
sin fronteras,
ni banderas,
ni dogmas
cavilo
muto y trasciendo.
Infinita voz que me acompaña,
que me habla
bajito,
palabras
que como gatos ronronean
en mi cabeza,
maúllan
y ahuyentan
mis propios pensamientos.
Burla
estupor violento
mancha
olor pestilente
en un teatro
en la vida,
actuando
cayendo
alzándome con fuerza
con pasión,
si me dejo pisar, me aplastaran.
Jeil Parra
Si me dejo pisar, me aplastarán
Hoy te pregunté incesante
demasiadas cosas…
Tantas preguntas en tí amontoné,
derramadas como gotas de lluvia, que, al caer,
tras mi ventana formaron arroyos en escalera.
He recorrido un sinfín de pasos bien y mal andados,
me dijiste titubeante.
Y cuando aparece algo que no quiero recordar
acude en mi ayuda un dibujo de notas musicales.
Una canción que me hace tararear.
Todo recuerdo que atormente, lo debes olvidar.
Pues si empeñas tu futuro en el pasado tu voz que canta apagarás.
Despertarás pesados pensamientos que tus peores enemigos serán
y que, gritando agudos aullidos, ocuparán su lugar.
Mejor entona ante el espejo:
Si me dejo pisar, me aplastarán.
Dolores Granados.
¡Si me dejo pisar, me aplastarán!
Amazona celta
que vienes de otros tiempos
para internarte en la batalla
eterna de los hombres.
Campo minado de ilusiones
que desde otros siglos
retumban en tu andar.
Plexo solar al viento,
mirada plagada de playas percebeiras,
y detrás de ti
miles de trabajadores
aúpan una esperanza.
Otra fantasma recorre
los rincones ministeriales
perfilando la patata caliente
que alguien habrá de colgarse.
Protagonista inesperada,
ambiciosa obrera
en silencio
bregando por ser fiel
a los orígenes y sabiendo
por qué puerta
sorprender al adversario.
La palabra es tu bandera,
pero no es blanca,
es roja a sangre y fuego.
Roja de ira destellante
explota en un lema:
“¡Si me dejo pisar,
me aplastarán!”.
¡Lo sabes,
capitana de estos tiempos!
Consciencia militante
al poder de toda una clase,
el tiempo te acompaña.
Hace tiempo que quería escribirte
estos versos
porque
la historia se labra
en la palabra
y en los hechos.
No te detendrán los diestros,
un ejercito silencioso
te escolta.
Metida en la profundidad del engranaje,
gata astuta,
cambiarás el sentido de la máquina.
Y si se llagara la ilusión
que persigues,
no habrá sido en vano
el camino señalado:
tanta mujer,
tanta fuerza,
una trabajadora sugerente
que enseña estos días
a luchar!.
Mariana G. Guschmer
¡Si me dejo pisar, me aplastarán!
Escribo porque tengo miedo,
Escribo un bosque de letras Para esconderme en él,
Soy como la cucaracha,
O la cucaracha misma
en este bosque siniestro,
Dicen que la paz habita en él,
Y que la debo encontrar,
O que si no yo estoy mal,
Pero yo lo único que veo
Son antenas temblorosas,
Esperando,
viendo
Con el corazón acelerado
en que momento el volcán estallará, de dónde surgirá el zapato
que dejará embarrada mi animalidad
Expuesta en cualquier suela,
Tengo miedo, mucho miedo
Y no miento,
Siento caracoles por dentro.
La luna se cayó de mi arete de plata,
Si supiera de dónde viene el miedo
Y por qué tiemblo
el frío de la piel que me mueve lentamente, las durezas que me cubren,
El silencio aterrador,
Nadie sabe lo que pasa
y estuve tan enojada,
Siempre serás el misterio,
Utilizando las mismas palabras
decimos cosas distintas,
Busco el significado
en medio de cosas que no entiendo,
Yo misma me vuelvo un signo deformado, mi cara llena de muecas
Soy un signo de interrogación
y puntos suspensivos perdidos en el frío
Aliento entrecortado
intentando apagar el incendio
Exorcizar las cenizas que salen
Y circundan mi cuerpo lleno de sollozos, la muerte no importa,
pero el dolor…
me pregunto si de aquí se sale
o me he enredado para siempre,
se nos ha enseñado a cantar la esperanza,
pero siempre hay presas que caen en las trampas,
Mi habitación está llena de las presas de mi gata, mis piernas también están llenas de marcas,
los rezos de mi infancia,
Tejidos en rosarios
De lágrimas y espinas
es lo único que me da un poco de calma
En este valle de lágrimas
Y los ronroneos de mi gata,
que siempre quiere morderme la cara
Con su aliento de cucaracha,
Esas cucarachas sin identidad
que siempre caza.
Mi corazón cazador caza palabras Y me las deja en los pies
Inertes
Cuando y en que momento
Cedieron el movimiento propio
y perdieron el significado,
así son las palabras
que comparto con los de mi especie, “buenos días” por no decir
“Tengo miedo”,
Espíritus extranjeros han entrado
en los cuerpos de las serpientes,
los colibríes, las cucarachas y las abejas que mi gata atrapa,
Dicen que son regalos,
pero yo se que mi cuerpo,
mi corazón, mi vida toda,
Son la guarida de la fiera
que habita al fondo del jardín
Con la enorme e inepta sombra,
Masa que vive y duerme con ella.
Al dormir salgo a cazar seres siniestros, cazo recuerdos
y silencios cargados como nubarrones intensos
Llenos de electricidad.
la luna se cayó de mi arete de plata,
Arriba quedaron las estrellas solas.
tarde o temprano,
mordido, pisado, masticado,
Digerido o expulsado,
habremos de entregar el cuerpo
a los gusanos o a las salamandras, el éter está cargado también
de criaturas crujientes.
En este mundo todo requiere mantenimiento, y me da miedo,
lo mismo los pisos que los dientes
o los cabellos,
es un bosque de plantas carnívoras, en el que igual nos haremos viejos,
No importa cuanto jabón usemos
ni cuanto nos tallemos,
las arrugas en los afectos
de la misma forma se romperán,
seremos recuerdos,
después fantasmas,
la nada llena de historias
Y las voces de los esquizofrénicos.
Planchar, lavar y no olvidemos comer,
Todos los días la cama tender.
Quisiera bañarme a cielo abierto,
sin nada que esconder,
Orear mis huesos y mis afectos
Decirle a mi padre cuanto lo quiero
Y que no me deje nunca,
Ese es mi mayor miedo,
nunca haberlo conocido
me duele como una daga
que desde siempre me desangra
en medio de animales muertos,
si existiera la resurrección,
De Cristo nuestro señor,
ese señor que es mi padre,
nunca me ha dicho cómo es que he nacido
Y por qué tengo pensamientos
tan negros y tan espesos.
Siento que en cualquier momento las estrellas caerán del firmamento
Y me aplastarán,
planetas y meteoritos,
en medio de mi jardín expuesto, no se cómo protegerlo,
la luna se perdió en el musgo,
Sólo vino a limarse las uñas, como si nada pasara,
volverá a sus aposentos,
Tímida y rígida,
quisiera bañarme a cielo abierto y tener un poco más de tiempo,
Lo pierdo cuando lo tengo
Y me quejo cuando lo pierdo.
Tonantzin Rodríguez