HOJA DE MI VIDA VARONIL
Dentro de mi, late un hombre
alto y esbelto,
de cabellos grises
que caen como cascadas
en ríos fluviales.
Dominante,
con carácter endemoniado
y duras facciones,
vive en un lago,
negro y profundo
y al pie de un espeso bosque
de árboles muy altos.
Extiende su mano
señalando las pequeñas luces
que dejan entrar las copas de los árboles.
Yo, le observo detenidamente.
Ataviado de largas vestiduras,
el borde de su vestido mojado
y grisáceo se arrastra por los suelos
cavilando silenciosamente.
¿A dónde quieres ir, hombre dentro de mi?
¿Qué destino te espera
en el espeso bosque,
dónde te encuentras?
Jeil Parra
HOJA DE MI VIDA VARONIL
Víctima del amor, crecí mujer
silvos femeninos trazaron el sendero
con perfume de violetas.
En una tierra feraz,
al compás de la caja de música,
tersos lirios cultivé.
Aromas de mi infancia asistieron
el arroyo de mis manos,
mis pupilas arboladas.
Un nuevo manantial esperaba,
humanas palabras preparaban aperos,
espigaban mimbres
para inaugurar otro vuelo de albatros.
Brotes de humanidad conocí,
con la alegría del trabajo, su algarabía,
escribí mi humano ser.
Ahora que construí mi caminante varonil.
Ahora que inundé de rosas las arenas.
Ahora que soy sangre y nube,
ahora, con mis compañeros, comparto mi pan.
Ana Barletta
HOJA DE MI VIDA VARONIL
Con golpecitos en el hombro
Valor de oro
Y sonrisa diplomática.
Fui ese hombre apasionado
No una, ni dos, ni tres.
Millón de veces más bien.
En los sueños me recuerdo
observando prístinos paisajes
escenarios de mi vida.
Tropiezo con mi historia
y el día a día
siendo algo más de lo que fui.
Valor de oro caballero
abriendo puertas
y sembrando sueños en almas risueñas.
Me confundo en la selva de lo estático.
Pierdo la cordura porque no encajo.
El recuerdo es vago pero suena alto.
Voz valiente de ser.
Voz segura de viril valor.
Voz potente de conquista colonial.
Soy aquel y aquella.
Soy la cruz y la flecha.
Soy el recuerdo y quien lo crea.
Soy de arriba y de abajo.
La que llora y el que defiende.
Soy.
Abbi
HOJA DE MI VIDA VARONIL
Hay en mí un hombre que se alimenta de versos
Que ha dejado de soñar, para empezar a vivir
Un hombre que desde su exilio no ha dejado de insistir
Rompo mis preceptos
Aquel andamiaje era equivoco, frágil
Toda verdad, toda vida, he decidido ponerla aquí.
Vasta, mano entumecida
En estas letras, someteré la fiera autora de estragos
Un solo destino, una entrega total
Un hombre,
Una gran revolución
Por ella, para ella
Poesía.
Arelis Juárez
HOJA DE MI VIDA VARONIL
A cuántos hombres les declaré mi amor,
Con los pálpitos y las miradas,
Y los suspiros,
Y todas esas cosas tan íntimas,
tan comunes y tan simples
como la mierda en el papel,
tan cotidianas,
¿quien quiere ver o saber de eso?
… tal vez las moscas
Hace tiempo que prefiero no hablar de eso,
El amor, el sexo,
Y tantas cosas en las que todos pensamos,
Y todos nos sentimos tan únicos,
Tan especiales,
así me sentí yo,
Antes de que mi alma terminara
Desgarrada al filo cruel de mil espadas,
y ahí quedé, crucificada,
Y te soñé distante,
Y entonces era yo quien perseguía,
Los gatos siempre
reparándome el alma,
Acompañando mis delirios
de loca rematada.
El sillón verde,
Melesio Sombra,
(un gato que me visitaba)
entró y tú te fuiste,
que buena suerte,
Si yo hubiera sabido
que era tan fácil perderte,
Te hubiera dejado antes
en cualquier camino.
*
Que de divertido tiene
y por qué me causa risa,
quien quiere travestirse así,
Quien quiere cercenarse las tetas,
Recortarse el cabello,
El cabello es siempre bello,
En hombres como en mujeres,
Yo siempre me enamoré
De hombres de largos cabellos,
Salvo unos cuantos,
Ahora eso ya no me importa,
Antes tampoco me importaba,
pero siempre me enredaba en ello,
mi hoja de vida varonil,
mis manos en el teclado,
Son no mis manos,
Independientes,
Garganta y manos,
tubo vacío,
Abismo,
oscuridad
Como una esbelta vela sin chiste,
el título sugiere diversión,
Derretimiento,
Volver a juntar la cera,
Volver al charco
de las lágrimas y el fuego,
Me siento triste,
Me siento ausente,
Detesto los dulces buenos días
Que invitan al trabajo…
Historia real y muy verídica,
mi gata resultó gato,
y este gaté que puede ser,
como esos mitos de los hombres, las costillas y las mujeres,
Imagino que una Diosa misericordiosa
tomó un pedacito de mi corazón y lo volvió gata… o gato
Mujer y gata
Mujer y gato
Gaté de mi corazoné,
Yo le amasé,
Tal vez un poco en mis anhelos,
Le enhariné en mis pensamientos,
Pero pensé en el viaje
Y recordé que Ceniza
(la gata que es y fue la luz de mis ojos)
llegó y viajamos,
en metro, en subterráneo,
Corríamos veloces,
Huyendo,
Ella bien apretada a mi corazón,
palpitación de miedo,
Persecusiones en nuestros sueños,
que ojos tan verdes iluminando el destierro.
Si alguien se asoma,
Mirada de hormiga,
mirada de grillo,
que tan distinta soy de le gaté,
le dije princesa y fue mi niña,
le dije príncipe y fue mi bebé,
género fluído,
como la cera si permaneciera ardiente,
Se derrama inutilmente,
Perdiendo las formas,
Impulso de comprimir
Aglutinar,
Encorsetar,
de meterse en sí misma una y otra vez,
Por que no,
la “o” redonda de los labios al abrirse,
Derramarse, derretirse,
Dejar de ser esta vela flaca y sin chiste,
Efímera eterna, flamígera,
el derretirse,
El sudor de los pensamientos
que deja calvos a los ilustres,
Que deja canas,
que esculpe arrugas,
los hombres se derriten lentamente,
Imperceptiblemente,
los hombres se derriten
masas sin forma,
Fantasmales,
Imágenes de humo,
los hombres se derriten,
forman caminos y andan en ellos,
la comisura de los labios,
Los hombres se derriten,
Todo lo que me dijeron se derrite,
la negación,
Exigen pruebas de su violencia,
Pero yo no soy de cera,
Yo soy de arena,
Volátil e inasible,
Pero me adhiero en la cera,
Y pinto colores y me adorno de flores
Encima de los hombres de cera,
Que poco les duró el calor,
La cera es quebradiza y frágil,
No me gusta
Busco lo dúctil y lo permanente,
como la interpretación de los actores,
los músculos de los actores
en los escenarios ardientes,
de sudor y brea,
Luces de artificio y sudor de arena,
se moldean, se moldean los cuerpos,
y en esta obra
Yo soy el hombre de cera,
pero sigo en busca del material que no se rompe
Y no maltrate las ideas,
alas de mariposa,
además de que se rompen, se queman,
Plastilina, masa o barro,
con eso los dioses crean,
pero nada les gusta,
a mí tampoco,
tal vez maíz,
tal vez madera…
Busco en los índices de mi memoria
los mitos de la creación que leí de niña,
No leí todos, ¿o tal vez de yema?
si los hubiera leído todos
tal vez sabría de que me gustaría ser,
Hombre de nieve,
Se quema,
carne finalmente
Todo es de carne,
mundo de carne,
Guardando como un secreto
que en verdad es sangre,
la miel,
los huesos,
un poco de madera,
las astillas que se queman.
Tan solo mito, tan solo idea
Y una pizca de humor.
El frio de los muertos,
Octubre y los tejocotes,
hace no mucho que llegué a esta casa,
no me llamaba así,
Pero ahora me llamo Cosmos,
Eso soy yo para ella,
Un poco de prejuicios no compartidos,
Para ella no soy un misterio,
o tal vez sí,
tan solo un poco
Ni más ni menos que todo lo que se mueve y respira,
Dijeron que era una niña,
Pero ciertos cambios imaginados o reales la hicieron pensar que era un varón
¿y si lo fuera?
Ella escribe de tarde,
cosa extraña,
es tarde pero para ella es como si fuera mañana,
Tiene un compromiso a las 5:30,
aún hay tiempo para escribir un poema.
Tonantzin Rodriguez
HOJA DE MI VIDA VARONIL
Intento, en espiral,
trazar los pasos
de la vida varonil que vivo.
Construí
al pie de la letra,
de una letra borrosa,
de tachones imprevistos
de modelos caducados.
Construí con docilidad femenina
y obstinación familiar.
Orgullosa de potencia malhablada,
y de cosas del tener.
del éxito conmensurable
Presa de palabras ajenas,
desoí vientos de cambio.
Burle a quien me enseñaba diferentes masculinidades.
Más tarde,
ungida de nuevos barros,
con ayuda de otros,
amé
la duplicidad, la dualidad sin complejos.
Se trata de asumir la historia del Hombre,
el legado de lo mítico.
Una Diosa que empodera al hombre y
al misterio de lo humano.
Más allá de las ideas
pulsa ese monstruo amoroso,
el minotauro viviente en uno mismo.
La Ley en mí,
el hombre se agazapa y descansa en manos delicadas,
las estrechas espaldas soportan -también- mucho peso.
Moldear, moldear con otros materiales, con bastos instrumentos.
Somos lo que somos
Y seremos distintos al caminar.
Pruebo, todavia.
Mucho queda por andar.
Mariana Garcia Guschmer